lunes, 22 de noviembre de 2021

Bocairent

Este finde fue casi pensado y hecho. Vanesa trabajaba pero quedamos en irnos cuando ella saliera. No habíamos pensado nada, así que quedamos en que pensaríamos algo y ya elegimos. El primer lugar que se me ocurrió fue Tabarca. Se lo comuniqué a Vanesa y le pareció súper buena idea.  Miramos donde alojarnos, miramos cómo llegar y… problemas… En noviembre cambiaban los horarios y al cambiar también la hora, dudamos bastante que a las horas que llegaríamos a Santa Pola, que es el sitio más cerca donde salen los barquitos hasta Tabarca, hubiera alguno que nos llevara. Si que me dieron un contacto para preguntarlo, pero mandé un mail que nunca me contestaron y como ya nos entró la duda, miramos sitios alternativos y ya definitivamente descartamos Tabarca, bueno, queda aplazado. 


En junio, las vacaciones que tuve, me salieron un poco rana. Miré un montón de sitios de la comunidad valenciana, no muy lejos para ir. Finalmente pude ir a la Cova Tallada con mi padre.


Me puse a mirar todos los sitios que había dejado apartados aquella semana y el sitio más bonito que encontré fue la Cova dels Arcs. Al mismo tiempo, Vanesa me dijo que tenía Bocairent guardado en la recamara, que lo había mirado para ir con sus padres pero que al final eligieron Alcalá del Júcar. Total, que yo Bocairent también lo había mirado. Así que teníamos debate para elegir, nos costó bastante, porque nos gustaban ambos sitios, pero finalmente elegimos Bocairent, ya que pensamos que lo que había para ver, lo podíamos ver en el poco tiempo que teníamos y La Cova dels Arcs, queda reservada para la próxima también. 

En seguida nos pusimos a mirar alojamiento y las 2 miramos el mismo, Casa Montana. Nos costó 68,40€ una noche. 


Sábado, 6 de noviembre de 2021:


Quedamos a las 15h en Castellón, que era cuando Vanesa salía de trabajar. Cuando salió me recogió donde tengo el piso y nos fuimos para Bocairent. Hicimos parada en Sagunto a tomar un cafelito y llegamos a Bocairent a las 18h. La verdad es que empezamos con mal pie. Queríamos ir al “Pont de darrere la Vila” a ver atardecer y que se viera una panorámica del pueblo, pero resulta que con el coche no se podía llegar y si teníamos que ir a pie se nos hubiera hecho de noche, así que el gozo en un pozo. Cuando llegamos a la casa Montana, vaya decepción, olía mal (a viejo), era vieja y hacía frío… Que fracaso… Dejamos las maletas y nos fuimos a pasear por el pueblo. Nos perdimos varias veces porque queríamos ir al barrio medieval y el señor google no nos indicaba bien. Finalmente lo encontramos pero qué quieres que te diga… Si al casco antiguo de Vilafranca le sacas a todas las casas “maceticas” en la puerta, pues nada que envidiarle, la verdad…

*Bocairent                        *Vilafranca


Aquí tenéis las fotos, alomejor es porque soy de aquí, pero vamos, que no tiene nada que envidiarle para mi. 


Entramos en un bar a tomar una cerveza, a Casa Rosa y no teníamos sitio para sentarnos, así que nos bebimos la cerveza en la terraza con un frío que pelaba. Eran las 8.30 y estábamos esperando a que abrieran el restaurante de al lado, El Cancell. Cuando abrieron, preguntamos para cenar y nos dijeron que todo lleno, en Casa Rosa también, y decidimos llamar a todos los bares y restaurantes de Bocairent, todo lleno. Viendo lo visto, entramos de nuevo a El Cancell y reservamos para comer al día siguiente. Como Ontinyent está a 20 minutos, empezamos a llamar a los restaurantes de allí. Llamamos a 2 y lleno, al tercero, El Tinell de Calabuig ahí nos dijeron que teníamos sitio, así que cogimos el coche, que en esta ocasión lo cogió Vanesa y nos fuimos para Ontinyent. Media hora para aparcar… Que estrés por Dios… Yo soy demasiado de pueblo para aguantar estas cosas… ¿¿¡¡Media hora para aparcar!!?? ¿Estamos locos o qué pasa? Intentamos entrar a un parking de pago, pero a las 23h cerraban y ya eran casi las 22:30h, así que a seguir buscando, al final descubrimos un parking bastante grande que algún sitio tenía y por fin aparcamos. La parte buena es que estaba bastante cerca a pesar de las vueltas que nos tocó dar. El restaurante constaba que estaba en la guía Michelín. Así que ya nos hicimos la idea de rascarnos el bolsillo esa noche. A pesar de lo tarde que era, nos atendieron super bien y comimos, buah!! De lo mejor que he comido en mi vida, estaba todo increíble: 


Nos fuimos de allí encantadas de la vida, aunque pagamos por la cena 39€ cada una, pero valió totalmente la pena, no me dolieron nada. Cuando llegamos a Bocairent, queríamos salir a tomar algo, pero lo que vimos estaba cerrado y sumado a los 2 grados que hacían, decidimos irnos a dormir. Vanesa cubrió la cama de mantas, porque aunque había un radiador hacía bastante frío en la habitación. Estuvimos un ratito hablando y nos dormimos. 


Domingo, 7 de noviembre de 2021:


Nos pusimos el despertador a las 7.30h de la mañana, pero hicimos el remolón hasta las 8. El día de antes habíamos pasado por delante de un Consum y compramos 4 cositas para salir desayunadas de casa. Unos días antes, llamé a la oficina de turismo para que me dieran información sobre los horarios de les Covetes dels Moros. Me dijo la “tipeta” que me atendió al teléfono, que hacían visitas a cada hora y que a partir de las 9.30h se podían adquirir las entradas en la Cava de Sant Blai. Que si queríamos elegir horario teníamos que ir pronto porque las entradas se agotaban enseguida, así que a las 9.15h estábamos en la cava de Sant Blai. Allí había un cartel, que abrían a las 10.30h. Los que me conocéis, os podéis imaginar la indignación. Ala, ya estoy indignada por 10 años más, como con el corto o con la disco móvil… Ja, ja, ja. Opción B, bar. Fuimos a tomar algo hasta las 10.15h, que volvimos a la Cava de Sant Blai y ya pudimos comprar las entradas para los 2 sitios, Covetes dels Moros y Cava de Sant Blai. Nos costaron 9€ a las 2 y a los 2 sitios. Entramos al primer turno a les covetes, a las 11h. Un monitor nos indicó en todo momento lo que teníamos que hacer. Sitio más curioso en la vida. 


Son 53 ventanas que se hicieron “a los años del Congo”, no se sabe ni cuando se hicieron y que se utilizaban para almacenar cereales. Total que se ve que la tribu que las construyó las abandonó, estuvieron mucho tiempo abandonadas y luego se intentaron comunicar entre sí, para que se pudieran visitar. Hasta que no estás dentro, no te imaginas lo que es eso. Nada más entrar, unas escaleras naturales, que te dan un vértigo brutal y cogida a una cuerda, las vas subiendo. Luego, un agujero con una escalera que poco más y no me cabe el culo. 

Y luego a gatear y a escalar todo el rato, ja, ja, ja. Nos gustó mucho, pero yo salí de ahí con un dolor de rodillas, de hombros y de codos, terrible. El codo derecho repelado y a Vanesa le decía que el lunes no podría caminar, de lo que me dolían las rodillas. Como si me hubieran apaleado, vamos… Un desastre, ja ,ja, ja. Os voy a dejar fotos, pero por más fotos que veáis, no os podéis creer lo que hay hasta que lo vivís…

Al salir de allí, visitamos la cava de Sant Blai, un depósito de planta circular de 7,70 m de diámetro y 11 m de profundidad, con cubierta hemisférica. Tiene una puerta a nivel superior, por la que salimos y una galería inferior, de 20 metros de longitud, que presenta en uno de sus laterales una acequia para desaguar el agua producto de la fusión de la nieve almacenada en el interior. Esta galería, de tan solo 1,80 m de altura y 1 m de anchura, es hoy un de los accesos al interior de la cava, entramos por ella y no se veía una mierda, solo había una luz de navidad en la acequia, que antes de entrar te decían que te fijaras en ella porque luego te explican que por ahí se iba la nieve que se derretía. Los muros del interior están revestidos de un material de color rojizo, y se adivinan elementos que indican la existencia de una pequeña puerta cegada que establecería una comunicación con el exterior a nivel medio de la cava. Nada, entramos, nos dieron esta pequeña explicación y salimos, no había más. 

Al salir de aquí, hicimos parte de la Ruta Mágica que está concebida como la mejor forma de conocer el Barrio Medieval de Bocairent, ya que paseando tranquilamente nos encontramos con los elementos claves que definen su fisonomía: casonas de alturas sorprendentes, calles señoriales y otras más estrechas y las casas recayentes en el barranco, como auténticas casas colgantes. Lo que os decía antes, que Vilafranca no tiene nada que envidiarle, lo que pasa que aquí no le sabemos sacar partido al casco antiguo. 

Paseando nos encontramos con les Coves de Colomer y entramos a ver que daban. Nos hicieron pagar 2€ y eran también otra agrupación de cuevas-ventana situadas dentro del núcleo antiguo de Bocairent y que en 2011 se rehabilitó para ser la sede del centro de interpretación de Les Covetes dels Moros. Ahí había un chico muy majo, que nos explicó todo muy bien, pero por lo visto hubiéramos tenido que ir ahí antes que a las otras cuevas, pero bueno… Lo curioso que nos contó es que ese terreno tenía un dueño que hizo las cuevas grandes para que se pudiera pasar a pie y que cuando se rehabilitó les cayó un trozo de roca y la tuvieron que restaurar, luego te dejaban ir a la parte de abajo y se veía la roca que había caído y el trozo que habían rehabilitado. 

Cuando salimos de estas cuevas, pasamos por el Puente de Darrere la Vila, que era donde se veía la panorámica del pueblo, ya la habéis visto en la foto de antes, la verdad es que no nos llamó mucho. Luego fuimos a ver el monasterio. La edificación actual es una pieza de gran interés, que recoge en sus entrañas otra aún de mayor valor, un antiguo convento subterráneo que fue excavado en la roca y que sólo unos pocos han tenido la oportunidad de contemplar. Era muy curioso, además era la última visita ya, eran las 13:06h y la visita había empezado a las 13h, pero nos dejaron entrar igual. No recuerdo muy bien cuánto nos costó, pero creo que 2.50€ a cada una. Estuvo bien, por lo curioso que era y por las historias curiosas que te iba explicando el guía. 

La visita terminó a las 13.30h y ya nos fuimos a comer, al restaurante El Cancell, que habíamos reservado la noche de antes. Comimos espectacularmente bien. Allí tienen una comida típica, que es la pericana y nos la pedimos de entrante. Es una salsa que emplea una mezcla de aceite de oliva, pimientos secos y bacalao. Nos gustó un montón, tanto que después de comer fuimos a una tienda a comprar. Yo compré herbero, un licor de hierbas también típico de allí. Yo no lo he probado, pero dice mi padre que es muy suave. 

La comida nos costó 55,39€ en total. Recomendable totalmente, a mí me gustó más el restaurante de anoche, pero a Vanesa le gustó más este, así que en conclusión, la gastronomía es impresionante. 

Después de comer nos fuimos a Pou Clar, el paraje fluvial más importante del municipio de Ontinyent y alberga importantes valores naturales y paisajísticos. El río Clariano nace allí mismo y en sus primeros metros configura un seguido de pozos excavados por el agua sobre roca calcárea conformando un paisaje bien singular de formas redondeadas y de tranquilas láminas de agua. 

Estuvimos un buen rato por allí paseando y haciéndonos fotos y sobre las 17h nos fuimos ya para Castellón, ya que a las 20h teníamos entradas para ir a ver a Eugeni Alemany. Llegamos a las 19.15h a Castellón, dimos una vuelta por la feria de atracciones y ya nos fuimos para la Cámara de Comercio que era donde actuaba Eugeni. Estuvo muy bien, nos reímos un rato. Sobre las 22h se terminó y teníamos reserva para cenar en Los Panchos. Cenamos super bien y estuvimos un rato hablando hasta allá a las 12. Luego ya nos fuimos cada una para su casa y fin del fin de semana. 

El finde no llegó a 200€ lo que nos costó, un finde diferente para ver 4 cositas al lado de casa, que no empezó del todo bien, pero que terminó perfecto y al final con la sensación de haberlo aprovechado un montón. ¡Hasta la próxima!