Desde que nos conocimos Vanesa y yo, uno de los destinos que teníamos muy claro era Islandia. Si no hubiera sido por la pandemia, hubiéramos ido mucho antes, pero lo tuvimos que hacer tal y como iba dictando el universo. Recuerdo que en octubre del año pasado, estuvimos mirando precios y viajes organizados, pero aún estaban en vigor los del año pasado, así que dejamos pasar un poco el tiempo, pero no mucho más. En diciembre quedamos una tarde en “la salera” y nos la pasamos en una cafetería mirando “el viaje”. Contactamos con dos agencias, Vanesa con Evaneos y yo con Arctic Yeti. Nos respondieron a la vez a la mañana siguiente, el viaje era el mismo aunque las agencias eran diferentes, pero eran las que ponían el viaje en común. Digamos que Arctic Yeti era la que lo hacía y todas las demás intermediarias de ese viaje. Creo que hicimos un fallo, porque contratando directamente con Arctic Yeti eran casi 3000€ y por Evaneos casi 3200€. Las agencias nos dijeron que la que había contactado primero era la que valía, o sea que fue Vanesa, por Evaneos. Preguntamos por el precio, pero nos dijeron que el bueno era el de 3155€. Estuvimos todo el mes en contacto con ellos, haciendo preguntas, resolviendo dudas… y el día de la lotería, 22 de diciembre, con el pellizquito que recogimos de los décimos que compramos en el camino de Santiago, fue la excusa para contratar definitivamente el viaje y dar la señal. Teníamos que pagar el 40%, así que ese día pagamos 1262€ cada una. Maleza hecha, ahora tocaba esperar a que se formara grupo, que era de mínimo seis personas y máximo de doce.
Cuando miramos los vuelos, de cogerlos a principio de año, a cogerlos cerca de septiembre, se iba de precio una barbaridad. Así que el 26 de febrero, quedamos una tarde en el Grao y mientras tomábamos unas cervecitas, decidimos comprar ya los vuelos, con un seguro de cancelación por si al final el viaje no se hacía. El año anterior vimos que en septiembre valían casi 1000€, y si los cogíamos ese día, nos salían por 350€. Aunque nos cancelaran el viaje salíamos ganando, así que locura máxima, los compramos. Entre seguro y todo nos salieron por 403€ cada una.
El día tres de mayo cogí el covid y estaba en mi casa que me moría, pero al mal tiempo buena cara, el día cuatro Vanesa me dijo que le acaban de confirmar el viaje, ya éramos seis personas y el viaje se hacía seguro.
A finales de julio, teníamos que pagar ya el resto del viaje. Así que pagamos los 1893€ que nos faltaban y solo quedaba esperar la fecha de salida.
A principio de año estuvimos equipándonos, ya que yo sí que tengo mucha ropa de montaña, pero a Vanesa esto le venía de nuevo, así que se puede decir que durante todo el año entre unas cosas y otras, tuvimos mucho “comboi” con todo.
Nueve meses estuvimos gestando “El Viaje” y nos salió PERFECTO. Después de lo del Algarve, nos lo debía la vida. Aunque en los aeropuertos parece que nos hayamos convertido en gafes, todo lo demás nos salió de principio a fin de maravilla. El viaje en sí, los compañeros, el guía… Me pasa como en el camino de Santiago, que me es muy difícil expresar todo lo vivido y que os podáis poner en mi piel, pero aún así, lo VAMOS a intentar. Y digo vamos, porque han sido 15 días de una intensidad extrema y desconexión tan brutal, que si no me ayuda Vanesa, no voy a ser capaz de contarlo todo.
Sábado, 10 de septiembre de 2022:
Llegó el día, el gran día. Quedamos sobre las 11 en Castellón. Pasó Vanesa a buscarme y nos fuimos rumbo Barcelona, ya que habíamos contratado el parking en el mismo aeropuerto para los quince días. Nos costó 111€ entre las dos. Paramos a comer por el camino y llegamos a Barcelona sobre las tres. El vuelo salía a las 18:30h. Fuimos primero a facturar la maleta. Había mucha cola y una chica nos dijo que había unas máquinas y te lo podías hacer tú. Así que p’allá que fuimos, nos ayudaron un poco, pero lo hicimos en seguida. Luego fuimos a pasar el control y nos sentamos a mirar la app Revolut, que se supone que pones ahí dinero y no te cobran comisión.
Perdimos el tiempo, porque no nos aclaramos y en nueve meses ninguna de las dos había pensado que con el cambio de moneda te cobran comisión. Si que nos dijeron de la agencia, que no hacía falta llevar dinero en efectivo, porque allí todo se pagaba con tarjeta. Vanesa descubrió una tarjeta que puedes pedir, te la mandan gratis y la vas recargando, pero la descubrió la noche de antes, un poco tarde ya. Total, que yo con La Caixa, me cobraban un 8% de comisión con cada compra que hacía, y Vanesa con Cajamar un 2%. ¡Gitanos! Así que ahí va mi “consejito”, intentar conseguir la tarjeta para que no os cobren comisión.
Después de una hora sin aclarar nada, fuimos a merendar porque ya quedaba poquito tiempo para que asignaran la puerta de embarque.
No sé en qué momento pero la cuestión fue que se retrasó el vuelo dos horas.
Creo que una hora se retrasó en pantalla y la otra hora la pasamos haciendo cola en la puerta de embarque. Vanesa fue a preguntar dos veces que pasaba. La primera vez le dijeron que en Keflavik, donde teníamos que aterrizar, hacía mal tiempo. La segunda vez le dijeron que había exceso de peso en el avión y efectivamente, eso fue. Salió una “tipeta” a explicar que algunas personas se tendrían que quedar en tierra por exceso de peso. Era una lotería, tú pasabas el billete por la máquina y si salía verde, entrabas y si salía rojo, te quedabas en tierra. Vanesa fue a preguntar antes de pasar el billete por la máquina y nos dijeron que nosotras sí que entrábamos, así que íbamos con menos tensión hacia la máquina y efectivamente, salió verde, entramos en el avión.
El vuelo fue bien, sin más.
Los problemas empezaron al aterrizar. Cogimos las maletas facturadas sin problema, pero al salir, nadie nos esperaba. Había muchos carteles con nombres de agencias de viaje, pero el nuestro no estaba. Vimos a cuatros personas más mirando sin rumbo, a Vanesa le pareció escuchar que iban con Arctic Yeti, así que les preguntamos y efectivamente estaban igual de tirados que nosotras. Se añadieron dos más que también estaban perdidas. Hablamos poco, estábamos tensos, unos más que otros, porque Vanesa y yo estábamos bastante tranquilas. Había una abuela, que estaba preguntando a todo cristo hasta que unos veinte minutos después, apareció el chico que nos tenía que recoger. La abuela lo avasalló nada más entrar y le pegó una bronca descomunal. Entonces el hombre vino hacia todo el grupo y nos trató “mal”. Pasó lista y a Vanesa y a mí se nos llevó. Dijo que nosotras nos quedábamos en Keflavik y los demás en Reikiavik y que aún estaban esperando a personas de otro vuelo, así que para no hacernos esperar, decidió mandarnos en taxi. Nos hablaba como si nosotras tuviéramos que saber todo, donde nos íbamos a alojar y la hora que nos iban a recoger al día siguiente, pero nadie nos había informado de nada, así que nos lo iba diciendo todo él. Al salir del aeropuerto se disculpó, nos dijo que como se había retrasado nuestro vuelo dos horas, tenía que llevar a otro grupo a Reikiavik y que la app de los vuelos no le marcaba bien cuándo aterrizábamos y cuando llegó a Reikiavik le informaron de que ya habíamos aterrizado y él tenía 45 minutos hasta el aeropuerto, por eso el retraso. Por nuestra parte ya le dijimos que estaba todo bien, ya sabíamos que no nos iban a dejar tiradas, que alguna explicación tenía que haber. Dicho todo esto, nos dio 10000 coronas islandesas, que vienen a ser 70€, nos montó en un taxi, le dijo la dirección a la taxista de donde nos tenía que llevar y nos dijo que a las 10 de la mañana nos vendrían a buscar. Subimos al taxi y nos dejaba en una esquina y nos decía que era una casa que había al doblar la esquina. Vanesa dijo que hasta que no nos dejara en la puerta, no se bajaba del taxi. Nos dejó finalmente en la puerta, vimos el nombre y sí que nos sonaba a lo que había dicho el chico, así que pagamos, tres mil y pico coronas y entramos en la casa. Guesthouse Keflavik. Después de chillar y armar jaleo como especialidad de todo español, no había recepción. Volví a bajar y había un cartel que ponía que había que hacer el check in el el hotel de enfrente, con que p’allá que nos fuimos. Suerte que Vanesa habla inglés, si no esa noche dormimos al raso. La mujer de recepción no tenía constancia de ninguna reserva a nuestro nombre, ni conocía la agencia de viaje. Al final se le iluminó y hay otra casa que se llama Kef Guesthouse. La mujer llamó, preguntó si allí teníamos reserva y le dijeron que sí, menos mal. Llamó un taxi, nos anotó en un papel el nombre del alojamiento y nos fuimos. Dos mil y pico coronas más nos costó el taxi esta vez. Entramos en la casa y esta vez sí que era la que tocaba. Hicimos el check in y nos fuimos a dormir que con la tontería ya era la una de la madrugada.
La conclusión que sacamos fue que ojalá el grupo del aeropuerto no fuera nuestro grupo, porque muy bien no habíamos empezado.
Domingo, 11 de septiembre de 2022:
Nos levantamos, nos vestimos, nos arreglamos y fuimos a desayunar. Cuando terminamos, llamó el guía a Vanesa y le dijo que salía con el resto del grupo de Reikiavik y que en unos 30 minutos pasarían por nosotras. Le dijo también que localizara en nuestro mismo alojamiento a Natalia e Iván, que iban al mismo grupo y que no los localizaba. Así que Vanesa preguntó en recepción en qué habitación estaban, les tocó la puerta y les informó de todo. Mientras esperábamos en recepción que llegaran a recogernos, entablamos conversación. Nos dijeron que eran de Costa Rica y que estaban de luna de miel.
En seguida llegó el autobús con el resto del grupo y eran absolutamente todos los que estaban en el aeropuerto esperando la noche anterior. Nos fuimos presentando todos:
Rosy: Francesa y catalana, residente en Barcelona (la abuela pesada de la noche anterior)
Dolors: La compañera de Rosy, de Platja d’Aro, Gerona. Se conocieron de viaje en la India y ahora son compañeras viajeras
Natalia e Iván, que ya los he nombrado. Los bautizaron como “Los Niños”, tienen nuestra misma edad. A nosotras nos bautizaron como “Las Nenas”
Eva y Enric: Matrimonio de Barcelona. Vivían en los alrededores, pero no recuerdo el nombre. Eva de 40 años y Enric de 48. (Vanesa me aclara que Eva sí es de Barcelona, el que es de alrededor es él, pero viven en su pueblo o en otro, tampoco lo sabe. Ja, ja, ja. Entre las dos no hacemos una)
Susana: De Barcelona, 48 años.
Elisabet: De Llançà, Gerona. 65 años.
Olga y Maite: Madre e hija de Navarra. Olga, la madre, vive en un pueblo, pero no recuerdo el nombre y Maite vive en Pamplona y tiene 42 años.
Grupo presentado. Me falta el guía, Alberto, de Madrid.
Nada más subir al autobús, lo primero que oímos fue que Rosy se había dejado el cargador en Reikiavik… Vanesa y yo nos miramos con una cara, que le dije:
Esta mujer nos va a dar el viaje.
A mí no me va a dar el viaje ni ella ni nadie, me lo voy a pasar bien.
Así que con esta actitud, nos fuimos a disfrutar del primer día. Durante el viaje en autobús, el guía, le voy a llamar Alberto de ahora en adelante, porque odiaba que no le llamáramos por su nombre, nos iba contando la dinámica del viaje.
Lo primero que visitamos fue la península de Reykjanes. Hicimos una excursión a los nuevos campos de lava del volcán Fagradalsfjall, en el valle de Geldingadalur. Se puso en erupción el 19 de marzo de 2021. Me moló muchísimo, algo que no había visto nunca y aún salía humo de la lava.
La excursión duró unas dos horas. Seguidamente fuimos a ver una zona geotérmica en Krýsuvík. Estas fumarolas ya las había visto en las Azores, pero aún así como no es algo que ves todo los días, pues sigue siendo impactante.
Luego fuimos a comer a una gasolinera. Yo comí un bocadillo de salami y Vanesa unos noodles. 10€ me costó el bocadillo y una botella de agua… Ahí empezamos a sospechar lo que nos esperaba por gastarnos…
Antes de ir al alojamiento fuimos a ver columnas basálticas en Eyja-og miklaholtshreppur. Nos explicó que estaban por toda la isla y que se forman por el enfriamiento lento de la lava.
Alberto nos comentó, que todas las tardes sobre las seis, intentaríamos estar ya en el alojamiento. Así que sobre esa hora llegamos donde íbamos a pasar esa noche, el Miðhraun -
Lava Resort.
Era una casita muy mona donde estábamos solo los del grupo, a excepción de Alberto, Maite y Olga, que estaban en casitas más pequeñas. Quedamos a las 20h para cenar, barbacoa de cordero y nos dijo Alberto que había una charca de agua caliente y que nos podíamos dar un chapuzón antes de cenar. Pues para allá que fuimos.
Estuvimos como una hora aquí dentro metidos y fuimos socializando un poquito más, ya que en las excursiones, cada uno iba un poco a la suya. Lo pasamos muy bien, incluso había una charca de agua fría al lado y nos picamos entre nosotros y terminamos metiéndonos casi todos.
Antes de cenar nos dimos una ducha y Eva se encargó de crear un grupo de Whatsapp.
Alberto hizo la barbacoa y el resto nos encargamos de preparar la mesa. El cordero estaba espectacular, nada que ver con el de aquí de España. Además las ovejas son raras, tampoco son igual y están siempre en libertad por esos montes. Más adelante ya pondré alguna foto.
La cena estuvo muy bien en general, aún nos quedamos un ratito a hacer la sobremesa, así nos fuimos conociendo un poquito más y nos fuimos a dormir.
Lunes, 12 de septiembre de 2022:
A las 8h se quedaba todos los días para desayunar. No lo he dicho, pero en el dinero que pagamos inicialmente, entraban todos los desayunos y ocho cenas. La cena de la noche anterior era una de las incluidas.
Una de las curiosidades es que en “casa” no puedes entrar con el calzado de la calle y en todos los alojamientos había estanterías para dejarlo.
Llegamos a desayunar y estaba cerrado aún.
Cuando llegó Rosy al restaurante nos comunicó que era su cumpleaños, 71 años. Nos dijo que la teníamos que besar todos, porque no estaba su familia.
El desayuno era buffet libre y cuando entramos aún lo tenían todo a medio poner, así que Alberto decidió que al día siguiente, que también nos alojábamos allí, quedaríamos a las 8:30h para que lo tuvieran todo preparado. Los desayunos eran como los de aquí de los hoteles. Nada de diferente.
Solíamos estar todos los días media hora desayunando y quedábamos en el autobús a las 9h para que nos diera tiempo a lavarnos los dientes y cerrar las maletas. En este caso no teníamos que coger la maleta porque esta noche nos íbamos a alojar en el mismo sitio.
Os dejo una foto de las ovejas corriendo que veíamos desde el autobús.
Al primer sitio que fuimos, fue a ver una cascada en Snæfellsnesvegur, la Bjarnarfoss.
Luego fuimos a un sitio muy simple, pero me encantó. Era una iglesia negra, Búdakirkja, que no me decía nada, pero caminando un poco encontramos una playa rara pero bonita.
Para continuar, nos fuimos a hacer un trekking sencillo en Arnarstapi, para ver los acantilados y las formaciones rocosas.
Cuando terminamos la excursión, fuimos a comer al restaurante Snofells.
*Cómo aquí teníamos que entrar calzados, había unas escobas para limpiar las zapatillas.
En principio íbamos a comer de menú, pero al llegar allí nos dijeron que por 4000 coronas, unos 30€, había buffet libre, así que no pedí la sopa de marisco que habría elegido y decidí comer de buffet. Fue un error. No sé si la sopa hubiera estado buena o no, pero del buffet no me gustó casi nada. En fin, comí dos trocitos de un pescado raro que no me dijo nada, por el módico precio de 30€. Qué depresión si tenía que estar 15 días así…
Cuando terminamos fuimos a visitar una playa de arena negra con muchas curiosidades.
Lo primero que nos encontramos, fueron unas piedras que por lo visto los empleados de los barcos las tenían que levantar y según el peso que levantaran les decían el salario que iban a cobrar.
La segunda curiosidad era que había los restos de un barco que naufragó y como las olas son tan fuertes, nunca los pudieron sacar de ahí y se ve que cada día están en un sitio por las mareas altas que los van arrastrando.
Para finalizar el día, fuimos a ver la montaña más fotografiada del país, Kirkjufell. Incluso Windows la tiene entre sus fondos de pantalla.
Otra de las curiosidades de Islandia, es que tiene colchonetas para saltar por todas partes. En el alojamiento había una, así que al llegar, Vanesa y yo decidimos hacer “boti, boti”, charca y a cenar.
Lo pasamos súper bien. Muy, muy divertido.
Quedamos a las 20h para cenar en el restaurante. Esta cena entraba también en el precio y era buffet libre. Tuve la misma sensación que con la comida, todo desustanciado. Casi no cené tampoco. Pero bueno, lo chulo de esta noche fue que le encendimos unas velitas a Rosy y le cantamos el cumpleaños feliz. Esta noche no hicimos sobremesa, cenamos y nos fuimos a dormir.
Martes, 13 de septiembre de 2022:
A las 8:30h fuimos a desayunar y sobre las 9:30h nos montamos en el autobús. Lo primero que hicimos ese día fue ir a ver focas en Ytri Tunga. Estuvimos una hora con la boca abierta viéndolas, era muy absorbente.
Luego fuimos a ver una cascada que me pareció de las más espectaculares que vimos. Me encantó. Se veía de arriba, de abajo, de dentro… una pasada.
Aquí estuvimos una hora y media y luego nos fuimos a Stykkishólmsbær. De allí íbamos a coger un ferry para ir a los fiordos del oeste, ya que el viaje que contratamos se llamaba: “Vuelta a Islandia y fiordos del oeste. 15 días”. El ferry entraba en el precio. En Stykkishólmsbær tuvimos poco más de una hora libre, así que fuimos a comprar la comida a un supermercado y luego dimos una vuelta por el pueblo y subimos al faro.
Si no recuerdo mal, el ferry salía a las 14h y duraba tres horas el trayecto. “Comimos” ya en el ferry y lo pongo entre comillas, porque yo me compré una tarrina que parecía ensaladilla de marisco, pero era col. Qué agonía me dio, lo tiré entero y me alimenté de dos kinders buenos. Luego bajamos a tomar café que había una cafetería en la parte de abajo. Los cafés solían costar sobre los 3€. En la mayoría de sitios te daban la taza y repetías las veces que querías.
Después del cafelito yo me dormí un buen rato y luego salimos fuera, aunque hacía bastante frío.
Lo primero que fuimos a ver cuando llegamos al oeste, fue Rauðisandur, una playa de arena roja. Vimos allí el atardecer, me pareció espectacular. Nos contó Alberto que la arena tenía un tono rojizo por la cantidad de cáscaras de moluscos que se quedaban allí.
Luego nos fuimos al alojamiento, que ya eran las 20h. En esta ocasión era la Guesthouse Stekkaból, en Patreksfjörður.
En esta ocasión era una casa de dos pisos con varias habitaciones y había más gente aparte de nosotros. Alberto nos dió a elegir entre salir a cenar fuera o quedarnos a cenar en el alojamiento, ya que los alojamientos todos tenían cocina común. Salieron fuera a cenar Olga, Maite y Susana. Vanesa estuvo a punto de ir también porque no sabía que comprarse para cenar. Yo tenía claro que cenaría en casa, porque gastarme el dinero para no comer ya no me apetecía y me compré unos macarrones, por lo menos esa noche me alimenté. Hicimos una poquita sobremesa y nos fuimos a dormir.
Miércoles, 14 de septiembre de 2022:
Como todos los días, a las 8h desayuno. En este caso lo preparaba el dueño del alojamiento, buffet libre, como estos días atrás. A las 9h nos montamos en el bus. Fuimos a Látrabjarg, a ver los acantilados. En este lugar suele haber frailecillos, un ave común en Islandia, pero no vimos, Alberto dijo que ya habían migrado.
Hicimos una pequeña excursión.
En esta parte de la isla las carreteras estaban muy mal. Durante dos días hicimos unos 300km al día en autobús por carreteras sin asfaltar. Estaba todo pelado, casi no había pueblos, era muy curioso. Cuando nos fuimos de Látrabjarg, fuimos a Reykjafjarðarlaug hot pot, a dos horas. Paramos por el camino a repostar y a tomar un cafelito en Geirseyri.
En Geirseyri sólo había una charca y mil ovejas.
Creo que nos dejaron una hora para bañarnos y comer. Como el baño era gratis, había un buzón en el que podías poner monedas para mantenerlo. Como no teníamos coronas, pusimos un par de euros, que nos dijo Alberto que todo valía. Comimos picnic, Vanesa y yo nos hicimos unos sándwiches con lo que habíamos comprado el día de antes en el supermercado.
Aquí tuvimos una historia muy buena. Empieza el salseo… Rosy y Dolors fueron a hacer fotos a las ovejas que veis en la foto, que la hicieron ellas. Alberto las veía y se meaban de risa, nos decía que cuando más se acercaran, las ovejas más lejos se irían. A lo lejos veíamos a Rosy doblada de la risa. Al cabo de un rato de perseguir ovejas llegan las dos muertas de la risa y Rosy se pone a contarnos:
Oooiiiii nenas. Hemos ido a hacer fotos a las ovejas y se iban. Y Dolors me ha dicho:
Tú tranquila, que yo soy de “payés” y hablo su idioma.
Dolors nos hace una demostración:
Beeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee. Venir no han venido, pero se nos han quedado mirando.
Ja, ja, ja, ja, ja, ¡fue buenisimo! Y dice Rosy:
Que lástima que no nos haya grabado nadie, si no, lo colgamos en youtube y nos hacemos famosas las dos.
Finalmente el destino nos tenía una sorpresa y es que con Rosy al final, pasamos los momentos más buenos del viaje.
Llorando todos de la risa nos fuimos para el autobús, rumbo a Dynjandisá a ver Hæstahjallafoss, una cascada.
Estuvimos una hora y media para visitar las diferentes cascadas que te ibas encontrando tal y como subías.
Sobre las 19h llegamos al alojamiento en Reykhólar, en el Reykhólar HI Hostel.
Quedamos a las 20h para empezar a preparar la cena. Había charca, así que Vanesa y yo nos metimos. Vimos que había lavadora y aprovechamos para ponerla. Aquí tenemos otra historia, así que la voy a intentar contar lo mejor posible.
Primero bajamos Vanesa y yo a investigar donde estaba la charca. Cuando bajamos vimos la lavadora, así que fuimos diciendo a la gente que había lavadora, por si querían juntar la ropa. Total que pongo la mía y con mi ropa había una lavadora entera. Puse un programa de media hora y me metí en la charca con Vanesa. Luego Vanesa, Eli y Eva quedaron que juntarían su ropa en una lavadora. Vanesa a los 15 minutos salió y se metió en la sauna, que también había. A mí como no me gusta, aguanté en la charca hasta que terminó la lavadora. Cuando terminó les avisé para que la pusieran ellas. Tendí la ropa en un tendedero que había al lado de donde estaba la charca, en la calle y subí a ayudar a preparar la cena. Esta noche tocaba caldereta de salmón, entraba en el precio. Antes de empezar a cenar, bajé a tocar si la ropa se estaba secando y vi que no habían puesto bien la lavadora. Les avisé, la puse, pero bajaron y tampoco la había puesto bien, así que la pusieron ellas de nuevo. Dejamos la lavadora y nos fuimos a cenar.
La cena estuvo espectacular y de postre nos trajo Alberto un yogur típico de allí con arándanos. Cuando íbamos a hacernos las infusiones y antes de recoger la mesa, Eva y Vanesa bajaron a tender y yo bajé a recoger la ropa. Estaba todo oscuro y de repente vi como una nube que se movía. Creo que Vanesa la vio al mismo tiempo que yo. Nos pusimos a gritar: “¡Una aurora boreal!” Nos quedamos súper empanadas mirando y Eva entró como una loca gritando y todos se levantaron de la mesa y corrieron como si les persiguiera un toro para verlas. Yo iba en camiseta interior, con la ropa que había recogido del tendedero en la mano y en chanclas. Me estaba muriendo de frío. Así que decidimos subir a abrigarnos, a dejar mi ropa y salimos a la calle preparadas para la noche más bonita que pasamos en Islandia. Yo creo que estuvimos más de dos horas con la baba colgando y no era para menos.
Sobre las 12 bajamos a recoger la ropa de Eli, Vanesa y Eva y nos fuimos a dormir. Esta noche en la calle pasé muchísimo frío. No llevé pantalones térmicos ningún día, pero doy fe de que aquí me hubieran hecho papelón, pero salimos tan rápido que me abrigué súper poco. Así que consejo, para ver auroras boreales, id hiper abrigados.
Jueves, 15 de septiembre de 2022:
A las 8h desayuno, en esta ocasión lo traía Alberto y lo preparábamos nosotros. Pero lo de siempre, fiambre, café, tostadas, mermelada… Como ya os he dicho, los desayunos eran normales. A las 9h en el autobús.
Estuvimos toda la mañana viajando. No recuerdo donde comimos este día, yo creo que en una gasolinera, pero no lo recuerdo bien. La cuestión es que casi a las 14h, llegamos a nuestro destino. Una recreación de granja. La Glaumbær Farm & Museum, también entraba en el precio.
Era curiosa la granja. Luego ya nos fuimos a Akureyri, la capital del norte. Llegamos sobre las 16h y tuvimos la tarde libre. No sé cómo se llamaba el alojamiento, pero era este:
Nos instalamos, nos pusimos de paisanos y fuimos a visitar la ciudad.
Para esta noche reservamos para cenar en el restaurante Strikið. Hicimos dos turnos, primero fueron Eli, Dolors y Rosy, luego el resto. Pensábamos que Akureyri tendría muchas cosas que visitar, pero lo vimos en seguida. Habíamos reservado para las 21h, pero a las 20h ya estábamos hartos de dar vueltas por ahí y pelados de frío, así que fuimos a preguntar si podíamos cenar antes y nos dijeron que a las 20:30h podríamos entrar.
Cenamos bien, pero que caro todo…
Yo pedí estos rollitos de cordero. Nada más, ni postre, ni bebida ni nada, por el módico precio de 17,85€. Enric salió calentito, dijo que por ese precio en Barcelona se apretaba un chuletón de los grandes. Ja, ja, ja. Yo por lo menos cené y estaba bueno, así que me conformé.
Después de cenar fuimos al alojamiento, Vanesa bajó a hacer la tertulia, pero yo tenía toda la maleta patas arriba porque el día de antes no se me había secado bien la ropa y la tenía tendida en el radiador del baño. Así que la recogí, estuve un buen rato arreglando todo y ya no bajé a la tertulia. Vanesa subió enseguida y a dormir las dos.
Viernes, 16 de septiembre de 2022:
A las 8 desayuno, hoy también nos lo hacíamos nosotros con lo que llevaba Alberto y a las 9h, nos fuimos a ver ballenas. Una compañera de Vanesa le dijo que cuando fue a ver ballenas fue cuando más frío pasó, así que nos abrigamos el día que más, casualmente, íbamos igual.
Las ballenas las fuimos a ver en Whale Watching Hauganes, a unos 30 minutos de Akureyri. La excursión duró tres horas, Alberto nos dejó allí y él se volvió a Akureyri que tenía que hacer unas gestiones.
Lo de las ballenas me encantó terrible. Nos pusieron a todos unos monos rojos, que parecía que íbamos a trabajar, nos subieron a un barquito y estuvimos tres horas avistando ballenas, pescando, nos dieron café, chocolates y galletas… Me pasó el tiempo volando y me lo pasé muy bien. Tardamos en ver ballenas, pero luego fue un no parar, las escuchábamos hasta respirar, fue muy chulo.
La verdad es que nos hizo un día estupendo, no pasamos nada de frío y gracias al solecito que asomaba, nos salieron unas fotos espectaculares.
Cuando bajamos del barco, vimos un Whatsapp de Alberto, que había pinchado saliendo de Akureyri, que vendría a por nosotros en cuanto pudiera. Así que entramos en la caseta donde nos dejaron los monos, que por cierto, entraba todo en el precio, nos conectamos al wifi y nos pasamos todas las fotos. Entre las fotos, algunos que se durmieron y poco más, enseguida llegó Alberto. Nos recogió y fuimos a comer picnic por el camino al lado de un lago. Pero no se podía estar, ¡qué frío hacía! Yo creo que comimos en diez minutos y nos fuimos rápido de nuevo al autobús.
Cuando terminamos fuimos a una espectacular cascada, Goðafoss, la cascada de los dioses. Se llamá así porque cuenta la leyenda que uno de los principales gobernantes de la isla, lanzó al agua de esta cascada a todos sus ídolos paganos, cambiando así los dioses vikingos por el dios cristiano.
Luego fuimos a ver un cráter, Hverfjall.
Hicimos una mini ruta en Dimmuborgir de una hora aproximadamente, para ver las formaciones volcánicas.
Esta noche nos alojamos en Húsavik, en el alojamiento Post-Plaza Guesthouse.
Este fue el mejor alojamiento que tuvimos en todo el viaje, además nos alojamos dos noches. Llegamos sobre las 19:30h, dejamos el equipaje y nos fuimos a cenar, teníamos reserva en Naustið, un restaurante enfrente del alojamiento. Fuimos todos menos Eva y Enric, porque Enric se quedó con hambre la noche anterior y los niños tampoco vinieron. Yo cené mashed fish, típico de Islandia, no tengo fotos, pero es un puré de bacalao acompañado con pan de centeno. Llevaba también ensalada, pero se la comió Vanesa. Sin postre y sin bebida, por el módico precio de 29,68€. Al menos ya que me gasté el dinero, estaba muy bueno, pero que caro todo… Digo siempre sin bebida, porque el agua del grifo de allí es muy buena y te la sirven siempre sin que la pidas, por eso solo pedíamos la comida.
Después de cenar fuimos al alojamiento, que en esta ocasión estábamos todos menos las navarras y Alberto.
La casa que tenemos atrás en la foto, es la que se alojaban Olga y Maite.
Nosotros teníamos dos pisos, abajo estaban Dolors, Rosy y Eli y arriba el resto. Cuando llegamos nos pusimos a hacer la tertulia los niños, las nenas, Enric y Susana. Teníamos smart tv, así que nos pusimos a mirar videos de música que nos gustaba, algún vídeo de los niños bailando salsa, Vanesa bailando jota, yo bailando sevillanas… Y quedamos que la noche siguiente, teníamos que hacer una fiesta, con clases de baile.
Sábado, 17 de septiembre de 2022:
Para este día, nos dejaban el desayuno en la nevera por habitaciones. Teníamos una cestita con fruta, nutella, yogur y alguna cosa más. Luego fuera había zumo, leche, tostadas… Salimos a desayunar cuando estuvimos listas y como no teníamos hora, ni teníamos que hacer la maleta, nos lo cogimos con tanta calma que hicimos un pelín tarde… Pero bueno, no pasa nada, íbamos todos a una. A las diez empezamos una ruta muy bonita en el cañón de Asbyrgi. Eso era un laberinto, había mil caminos, suerte que Alberto sabía dónde iba, porque si no, no hubiéramos salido de allí.
Estuvimos una hora y media en este bonito paisaje y luego nos fuimos a ver el mismo cañón pero de arriba y de otro lado. Una pasada también.
Seguidamente nos fuimos a Dettifoss. Otra espectacular cascada. Caía tan fuerte al agua, que te absorbía, yo si la miraba mucho rato me mareaba y todo, era algo indescriptible. Es la más caudalosa de toda Europa.
Estuvimos una hora hipnotizados en esta cascada y luego supongo que fuimos a comer, pero no recuerdo donde. Por la tarde nos fuimos a una zona geotérmica, Námafjall.
Para finalizar el día nos fuimos a las aguas termales Geosea. Incluido en el precio. ¡Qué maravilla! Teníamos el mar detrás, unas vistas espectaculares y encima vimos atardecer. Fue una pasada, nos vinimos muy arriba y Susana, Natalia, Vanesa, Maite y yo, nos tomamos dos cervezas, por el módico precio de 10€ la cerveza… Además fue muy agradable porque estábamos todos tertuliando. Alberto nos contó que la gente, en Islandia, no se reúne en bares, sino que su punto de encuentro eran las termas. Así que les hicimos competencia e hicimos una mesa redonda entre todos. Teníamos dos horas, pero se nos hicieron cortas. No tengo claro si las dos horas te las daban en el lugar, o nos puso la hora Alberto para marcharnos.
Sobre las 20h, llegamos al alojamiento, el mismo que el día anterior.
Casi no pasamos ni por “casa” porque teníamos de nuevo reserva en el mismo restaurante que la noche anterior. Esta vez fuimos solamente Susana, Olga, Maite, Vanesa y yo. En esta ocasión yo pedí fish & chips, sin bebida ni postre, por el módico precio de 25,97€. Estaba muy bueno, todo hay que decirlo. Cuando terminamos de cenar, nos fuimos a la fiesta. Estábamos los niños, las nenas y Enric. Lo primero que bailamos fue salsa. Eva estaba durmiendo, pero le pudieron las ganas de bailar y salió a darlo todo. Vanesa hizo un vídeo, lo mandó al grupo y Dolors y Rosy que lo vieron, subieron y se unieron a la fiesta. Todos sabían bailar salsa menos yo. Ivan intentó enseñarme un poco, pero soy un puto pato mareao. Susana nos enseñó a bailar Jazz Step (swing) y yo enseñé a bailar sevillanas. Nos lo pasamos genial. Rosy y Dolors subieron en pijama. Rosy le dice a Dolors:
¿Te has puesto las bragas?
¿Yo? ¿Para qué?
Nos reímos mucho y fueron un público maravilloso, ja, ja, ja. También bailaron, no todo fue mirar y aplaudir.
Después de los bailes, los niños, las nenas y Susana, nos fuimos a cazar auroras boreales, porque había probabilidad de ver, pero había demasiada luz, así que dimos un paseo sin éxito y nos fuimos a dormir.
Domingo, 18 de septiembre de 2022:
Para desayunar, igual que el día anterior. Esta vez salimos antes para no hacer tarde, además ya teníamos que hacer la maleta otra vez y ya no nos pilló el toro. Lo primero que fuimos a ver fue la cascada Rjúkandafoss. Aquí también tenemos una historia. Llegamos todos arriba y estábamos solos a excepción de un chico que iba solo, así que aprovechamos para pedirle que nos hiciera fotos a todo el grupo. Luego él nos pidió que le hicieramos también fotos. En eso llegó una chica, que iba sola y Rosy pensando que iba con el chico, la hizo poner a la foto con él. Ja, ja, ja, ja, ja, ja. Fue buenísimo, pobre chico, no tendrá ninguna foto de él solo con la cascada, saldrá con una desconocida. Nos reímos todo el día de esta anécdota.
Este día también hicimos muchos kilómetros por lo que veo. Por la mañana no hicimos nada más, paramos a comer en un merendero de picnic, que hacía un viento terrible y luego nos fuimos a ver otra cascada, Fljótsdalur.
Para mí esta ruta fue la más dura, bueno, la que más me cansé y más larga se me hizo. Había que subir mucho para llegar a la cascada.
Subir y bajar nos costó unas dos horas. Una reventada importante. Vanesa dijo que se cansó más el día que fuimos a ver el cráter.
Por último, fuimos a ver otra cascada, pero no se el nombre. Nos paró básicamente porque nos venía de paso antes de llegar al alojamiento.
De aquí nos fuimos al alojamiento en Berunes Hi Hostel. Nos quedábamos todos en la misma caseta excepto Susana y Alberto que estaban en otras casas separadas.
Este día reímos muchísimo. Al llegar, algunos nos duchamos, otros fueron a dar un paseo y otros estaban de tertulia en el comedor. Rosy, Dolors y Eli, fueron a ver la casita de Susana. A Rosy se le engancharon las zapatillas, que por cierto eran de Susana, porque las suyas se le rompieron el segundo o tercer día y la cuestión es que pegó un batacazo.
Vinieron todas a la casa llorando de la risa y en eso encontramos un libro de firmas. Decidimos firmar, pero se nos fue mucho la pinza e hicimos una historieta de todos nosotros.
Cuando terminamos de escribir, Rosy lo leyó y la grabamos en vídeo. Lo versionó un poco y fue muy gracioso. Todos estuvimos de acuerdo en que si teníamos un mal día, ese vídeo sería terapéutico. Una vez hicimos todo el paripé, fuimos a ayudar a Alberto a preparar la cena. Tocaba bacalao al horno, entraba en el precio. Muy, muy bueno.
Después de cenar hicimos poca sobremesa. Alberto en un mapa gigante que había en el comedor colgado, nos explicó a todos los sitios que habíamos estado y luego nos fuimos a dormir.
* Yo intentado subirme a la mesilla de noche para asomarme por la ventana a ver si había auroras.
A la mañana siguiente, vimos un Whatsapp de Enric, que las vio a pesar de las nubes. Nadie más las vio.
Lunes, 19 de septiembre de 2022:
A las 8h a desayunar, lo preparábamos nosotros.
La primera visita fue a una cascada, Nykurhylsfoss.
Luego nos fuimos a una playa, Stapavík. Susana, Vanesa y yo nos fuimos tan lejos que nos tocó volver corriendo porque si no llegábamos tarde al bus. Jodimos una sudada…
* Vanesa y yo somos los puntos rojo y azul que se ven al fondo
Luego fuimos a ver la misma playa desde arriba, desde otro ángulo.
Comimos picnic en medio del monte y antes pasamos por un supermercado a comprarnos la comida. Conseguimos jamón y cerveza bien de precio. Estábamos contentísimas.
A las 16:30h teníamos contratado navegar entre icebergs. Llegamos a Jökulsárlón sobre las 15h, así que tuvimos una hora libre para ver el hielo. Llovía, yo me agobié mucho, no lo estaba disfrutando nada. Los niños nos dijeron que en Costa Rica a los vegetales en el súper les echan agua y que se sentían como un vegetal. Yo también. Así que dejé a Vanesa absorta en el paisaje y me fui a la cafetería a tomarme un chocolate caliente.
Con el buen tiempo que nos hizo todo el viaje, fue una lástima que esta navegación la hiciéramos todo el rato lloviendo, pero bueno, va, no me voy a quejar. Nos vistieron de minions, nos montaron en una zodiac y para la laguna.
El guía de la barquita nos explicó muchas cosas pero en inglés, conque no me enteré de nada… Aún así, a pesar del tiempo y todo, fue diferente, aunque también pasé mucho frío, también me hubieran hecho falta los pantalones térmicos.
La excursión duró sobre una hora y luego ya nos fuimos al alojamiento, que no estaba muy lejos, a darnos una buena ducha de agua caliente porque íbamos todos empapados.
Nos alojamos en Hali Country Hotel, en Höfn. Teníamos todos baño privado, así que nos duchamos y nos fuimos a misa de 20h. Amén hermanos.
En la iglesia del final del pasillo a la izquierda, bebimos las cervezas que nos habíamos comprado por la mañana. A las 20:30h teníamos cena en el mismo alojamiento. El día anterior Alberto nos hizo elegir entre cordero, trucha salmonada y bacalao, creo. Esta cena nos entraba en el precio. Yo pedí cordero y Vanesa trucha. Todo estaba muy bueno. Cuando nos íbamos a dormir, ya que la sobremesa fue corta, Rosy se empeñó en que teníamos que seguir con las clases de baile.
Así que pedimos permiso en recepción para estar un rato en el piso de abajo para no molestar a nadie, ya que este alojamiento era como un hotel de los de aquí, recepción y comedor en la parte de abajo y las habitaciones en la parte de arriba. La noche no acabó como esperábamos. Nos reímos como nunca y nos lo estábamos pasando más que bien, hasta que Rosy, bailando swing, se cayó. Estaba muy blanca y sudando y le dolía mucho la espalda. Le dieron medicación y se la llevaron a dormir. Lógicamente nos fuimos a dormir todos.
Martes, 20 de septiembre de 2022:
Bajamos a desayunar a las 8h, buffet. Por lo visto Vanesa y yo bajamos las últimas. Preguntamos por Rosy y no se había podido levantar… El desayuno fue como un velatorio. Alberto estaría flipando… Nos dijo que él tenía que seguir con la ruta y que ellas tenían que contactar con su seguro. Así que nos despedimos de ellas, las abandonamos en el alojamiento y nos fuimos a seguir con el viaje con una espinita clavada en el corazón.
El primer sitio al que fuimos fue a Diamond Beach. Impactante, diferente, una verdadera pasada. Trocitos de glaciar que los había arrastrado la fuerza del agua y estaban en la arena.
Luego, dando un paseo por el río que transportaba los hielos a la playa, llegamos a la laguna que navegamos el día anterior. Esta vez sí que la disfruté. Hacía un solecito divino.
Estuvimos en un par de lagunas más. Fjallsárlón es una y la otra creo que es la grande, vista desde otro lado, que ahora explicaré.
Ahora voy a contar un poquito de qué va todo esto. Vatnajökull es el tercer glaciar más grande del planeta del cual solo vemos la lengua, que se llama Breiðamerkurjökull. Jökulsárlón es una laguna creada por este glaciar, la más profunda de Islandia, 248 metros y 18 km². Visto todo, que Vanesa casi se me mata por mirar al horizonte y no mirar al suelo, ja, ja, ja, nos fuimos a comer a un restaurante, Veitingasala Restaurant, Shop, And Gas. Era de menú, yo creo que comí bacalao, sin bebida y sin postre, por el módico precio de 21,49€. Qué estocadas…
A las 14:30h, los niños y las navarras tenían contratada una excursión con crampones.
Era opcional, no entraba en el precio. Valía 80€. Vanesa y yo la queríamos hacer, pero como Vanesa tiene mal la rodilla, la de la agencia no nos lo supo vender bien y había otra excursión alternativa gratis, al final decidimos no hacer crampones. A mí me dolió un poco, la verdad, pero bueno, ojalá tengamos otras ocasiones para poder hacerlos y no desaprovechemos la oportunidad.
El resto fuimos a hacer un trekking de unas tres horas al parque nacional de Skaftafell. Estuvo chulo, veíamos el glaciar, mucho verde y alguna cascada. Estuvo lloviendo casi todo el camino, pero no fue grave. Vimos también una cascada de columnas basálticas, la Svartifoss.
Cuando terminamos el trekking, volvimos donde comimos, a recoger al resto. Tomamos allí un café, intercambiamos experiencias y nos fuimos al alojamiento, en este caso Hvoll Hostel en Kálfafell.
Cuando llegamos… ¡Sorpresa! Rosy y Dolors estaban allí. Dolors nos contó todo. Pasaron cinco horas en el otro alojamiento llamando de seguro en seguro y nadie les daba soluciones. Al final Dolors se puso farruca y había un chico de Canarias trabajando en el alojamiento y le dijo que Rosy se había hecho daño allí, que qué hacían en estos casos, que no le estaba pidiendo nada, solo quería soluciones. Al final llamaron a la ambulancia, las llevaron a Höfn, revisaron a Rosy y le diagnosticaron inflamación muscular. La medicaron y le dieron el alta. Le dijeron que vida normal, pero caminar solo en llano, así que se incorporaron de nuevo al grupo y a todos nos dio mucha alegría.
En este alojamiento había más gente aparte de nosotros. Había otro grupo de Arctic Yeti. Conocimos a una pareja que ella era catalana y él de Alicante.
Esta noche la cena entraba también en el precio, hicimos pasta. Luego nos quedamos haciendo la sobremesa las navarras, Ivan, Enric, Susana y las nenas. La tertulia de esta noche consistió en que Olga y Maite nos contaron su viaje por Alemania. Lo que nos pudimos reír. Por hacer un breve resumen, desde que Olga dejó las maletas solas y acudió la policía, estaba sola en la calle y se pensaba que era una cámara oculta, dos horas tardaron en sacar el coche automático del parking del alquiler y que se metieron a un balneario nudista. Entre las historias y la manera de contarlas de Maite, fue muy divertido.
Miércoles, 21 de septiembre de 2022:
Un día más, a las 8h a desayunar, lo preparábamos nosotros y a las 9h nos fuimos a ver el cañón de Fjaðrárgljúfur. Alberto nos iba diciendo lo que íbamos a hacer y le decía a Rosy si podía hacer o no la actividad. Comentó que siempre podía cogerse del brazo de alguien si le costaba caminar. Rosy gritó:
-¿Habéis escuchado? Iván y Enric, me tengo que coger de vuestro brazo. ¡Es una orden!
Este cañón tiene cien metros de profundidad y 2 kilómetros de largo.
Luego Alberto nos llevó a la tienda Icewear. Juraría que nos dijo que era allí dónde estaba la fábrica y entre eso y que estaban fuera de temporada estaba todo bastante barato, así que nos soltó allí media mañana. Esta ropa que fabrican ahí, está hecha con aislamiento de lana islandesa. Respetuosa con el medio ambiente, es transpirable, repele el agua y regula la temperatura en condiciones exteriores en constante cambio. Lo más típico son los jerséis. Vanesa y yo habíamos mirado el precio y rondaba los 200€. En esta tienda encontré uno rosa totalmente yo, por 107€. No dudé en comprarlo, además de algunos souvenirs. En total me gasté 157,39€. Lo pongo porque lo sumaré también al total de los gastos del viaje.
Poco o mucho, pero yo creo que compramos todos. Cuando estuvimos listos nos fuimos a visitar una playa, pero primero paramos a comer en un restaurante. Nos timaron un poco, porque teníamos si no recuerdo mal una hora y media para visitar la playa y comer al Black Beach Restaurant. Alberto nos dijo que él iba a comer antes porque luego se llenaba de autobuses. Fuimos a comer primero y del menú que había nos dijeron que lo único que era instantáneo era la sopa, que para todo además había que esperar media hora. Así que nos hicimos todos sopa, para no perder el tiempo. Había de dos maneras, Vanesa pidió la de nabo y yo la de carne, por el módico precio de 16,67€. Cuando fuimos a visitar la playa ya estaba lloviendo, y había más sitio libre en el restaurante que cuando entramos, que tuvimos que compartir mesa. O sea que ojalá lo hubiéramos hecho al revés, hubiéramos visitado la playa sin lluvia y hubiéramos comido en una mesa para nosotros, pero como el guía se supone que es que le sabe, pues le hicimos caso a él, que Vanesa, Eva y Enric, propusieron hacerlo al revés.
La playa que visitamos se llama Reynisfjara, es la más famosa de las playas negras de Islandia y la más peligrosa. La quieren cerrar porque muere mucha gente al año por las fuertes olas. Cuando nos lo explicó Alberto no lo entendimos, pero cuando estuvimos allí vimos la lógica, hay momentos que el agua choca con las rocas y si te pilla una ola fuerte cerca de la roca… Adiós.
Luego subimos a un faro para ver la misma playa desde arriba. Esta playa se caracteriza por las formaciones de basaltos y que cuenta la leyenda que las rocas en el medio del mar, son “Trols” de Reynisdrangar que quedaron petrificados al amanecer y se encuentran en el mar.
Luego fuimos a ver dos cascadas. Alberto nos dijo:
Cogeros la ropa de lluvia, porque si no, os pondréis como sopas si os acercáis mucho a las cascadas.
Vanesa, Susana, Enric y yo… peor que sopas terminamos.
La primera que visitamos fue Skógafoss, que con sus 60 metros de altura y 25 metros de anchura es una de las más grandes de Islandia. Se podía ver de arriba y de abajo, pero había que subir más de 400 escalones. Pero para allá que fuimos.
La segunda que fuimos a ver fue Seljalandsfoss. Esta se podía ver también por detrás.
Sobre las 18:30h llegamos al alojamiento. En esta ocasión en el Asgard de Hvolsvöllur. Esta noche fue mítica. Quedamos a las 20h para preparar la cena, pero nosotras acudimos allí a las 20:30h. El alojamiento eran como decía Olga, casitas de Pin y Pon.
En esta caseta de la foto nos alojamos Olga, Maite, Vanesa y yo. Teníamos mini cocina, mini baño y dos mini habitaciones.
La casa estaba decantada y si no falcábamos la puerta, se cerraba sola. Bueno, nos duchamos las cuatro, yo fui la última y mientras lo estaba recogiendo todo, Vanesa estaba tirada en la litera de arriba mirando el móvil y me dice:
Maite acaba de enviar al grupo, una foto de Tinder de un tío de aquí.
Nos reímos y aunque yo creía que lo había hecho aposta por hacer la broma, de repente me dice Vanesa:
La acaba de borrar
Abrí la puerta para estar en comunidad y le dice Vanesa a Maite:
Maite que te hemos pillado.
¿La has visto? - Estaba toda sofocada.
Nos explicó que sus amigas le preguntaron si los chicos en Islandia eran guapos y ella les dijo que cuando tuviera un momento lo miraría en Tinder y les mandaría fotos. Total que se equivocó de grupo y estuvimos un buen rato riendo. Se supone que la foto solo la vieron Vanesa y Enric, aunque Enric más tarde nos confesó que no llegó a verla. Maite estaba toda indignada porque borró la foto tan rápido que no la volvió a encontrar para mandarla a sus amigas y tuvo que mandar otra. Bueno el chico en cuestión era este de la foto.
Olga estaba allí que no se enteraba de nada, se lo explicamos y nos volvimos a reír. Lo dicho, a las 20:30h llegamos a la caseta que tenía la cocina más grande que era la que se alojaban Alberto y Susana. Olga y yo estuvimos a punto de no ir a cenar porque no nos gustaba el menú. Entraba en el precio, lo hacíamos nosotros y era tabulé. Pero era la última cena en la que íbamos a estar todos, así que fuimos más por el salseo que por la cena. Yo no cené, bronca de Alberto como si fuera mi padre y a Olga al final no le disgustó. Total, terminamos de cenar, Alberto se va a dormir (dijo que se iba a poner los cascos, pero estaba en la habitación de al lado, nos escuchó fijo) y empezó el salseo bueno. Olga dice:
Alguien tiene algo que contaros.
Yo no entendía muy bien a qué se refería, pero entonces Maite empezó a contar lo de la foto de Tinder, que se había equivocado y todo el percal y así nos reímos todos. Luego dice Dolors:
Yo hoy he hecho un estriptis integral.
Y Rosy se pone a gritar:
Aiiii sí, ¡¡¡que fuerte, que fuerte, que fuerte lo que os tengo que contar, que fuerteeeeeee!!!
Y se pone a contarnos que Dolors, Eli y ella se quedaban en la misma caseta.
Ahora os voy a contar una historia paralela para llegar hasta aquí. Había una excursión opcional a Landmannalaugar. Vanesa y yo la quisimos contratar, pero la de la agencia nos dijo que seguramente ya estaría cerrada la carretera por las nevadas. Así que no la contratamos. Pero a Susana y a Eli que también la querían, les ofrecieron ir dos días antes que el resto a Islandia, hacerlo lo primero y en vez de tener dos días libres al final como nosotros, los tendrían al principio y se irían dos días antes. A Vanesa y a mí eso no nos lo ofrecieron, si no, lo hubiéramos hecho así también, fijo. Total que el día que Eli y Susana hicieron la excursión, por lo visto fue algo caótica, porque les llovió mucho todo el camino y son casi tres horas de trekking, se les averió el autobús o el vehículo en el que iban y tuvo que ir Alberto a rescatarlas y Eli al bajar del autobús se dobló el pie y se hizo daño. El día que se juntaron con el resto del grupo que fuimos a ver los campos de lava del volcán que paró en 2021, al bajar, le falló el pie que tenía daño y se cayó y fue coja todos los días. Pero a base de crema, de pastillas y los masajes místicos de Dolors, aguantó todo el viaje.
He llegado a donde quería llegar, cuando Dolors, Rosy y Eli entraron en su caseta, se encontraron todas las ventanas abiertas y como había llovido estaban los colchones y las almohadas mojados y Eli fue a decirle a Alberto que con esa humedad y en su estado, que no iba a estar bien allí, que prefería pasar a dormir en la caseta donde estaban Alberto y Susana que se estaba mejor y había sitio de sobra. Rosy la acompañó a quejarse mientras Dolors se duchaba y se ve que Alberto salió disparado hacía su caseta, para comprobar lo que le estaban contando. Rosy le dijo a Eli:
¿Te imaginas que se encuentra a Dolors en bolas?
Eli le respondió:
Ya hace mucho rato que se ha metido en la ducha, ya debe estar vestida
Dolors al escucharlas hablar y pensando que eran ellas las que abrían la puerta de la caseta, salió del baño en pelota picada y se encontró a Alberto de cara. Dijo que se giró toda digna y volvió a entrar en el baño y Alberto se fue corriendo. Rosy lo contaba llorando de la risa y decía:
Qué rápido se fue Alberto, si hubiera sido una nena de estas (nos señalaba a nosotras) seguro que se hubiera estado un rato más…
Lo que nos pudimos reír… No estuvimos más rato porque nos sabía mal porque estaba allí Alberto durmiendo, si no la marcha era buena.
Jueves, 22 de septiembre de 2022:
A las 8h a desayunar, lo preparábamos nosotros.
Cuando terminamos, nos dijo Alberto que se había estropeado algo y que estaba el fontanero, que solamente había agua en su caseta. Así que a lavarse los dientes, a mear y a cagar todos al mismo baño. Lógicamente no salimos a las 9h, salimos a las 9:30h. Ese día tocaba el Círculo de Oro, el conjunto de visitas más popular de la isla. Lo hicimos al contrario de lo que se suele hacer, para encontrarnos con la menor gente posible. Primero fuimos a ver Gullfoss, la cascada de oro, una de las más famosas de Islandia gracias a sus fabulosos saltos de agua que alcanzan los 32 metros de altura. Cuenta la leyenda que había un granjero que con los años acumuló gran cantidad de oro. Un día lo metió en un cofre y lo lanzó a la catarata y dicen que cuando da el sol, refleja el oro y se ve amarilla.
La siguiente parada del Círculo de Oro fue el Geysir. Un famoso surtidor de agua que ha dado nombre a todos los géiseres del mundo, actualmente se encuentra latente, pero junto a él está su “hermano” Strokkur, que lo pudimos disfrutar varias veces. Como tardaba de 8 a 10 minutos, mientras tanto Susana encontró la foto del chico de Tinder que había mandado Maite al grupo, que se le había descargado. Así que la recuperamos y la mandamos al grupo. Vanesa tenía un vídeo en marcha esperando el géiser y la conversación es toda de Tinder, ja, ja, ja.
Para cerrar el Círculo de Oro, fuimos al Parque Nacional Þingvellir, sede del primer Parlamento islandés. Aquí pudimos observar la separación de las placas tectónicas norteamericana y euroasiática. A Vanesa le encantó este sitio por la historia que nos contó Alberto. El parlamento era una U al aire libre donde se trataban las cosas importantes de la isla.
Terminado de visitar el Círculo de Oro, Alberto nos dejó en Reykjavik y tuvimos la tarde libre. Nos alojamos en Sunna Guesthouse, era como un hotel pero de dos edificios.
Olga y Maite se alojaban en la otra punta. Dejamos el equipaje y nos fuimos a un bar de al lado, el Loki, a comer. Fuimos Susana, Eli, Olga, Maite, Vanesa y yo.
Comimos super bien. Excepto Eli, que es celiaca y no lo podía comer, las demás pedimos arenque con pan de centeno, que lo servían en tostadas y un helado de pan de centeno que estaba muy bueno. Creo que a parte del arenque había otro pescado más, pero no recuerdo cual era. El plato y un café nos costó 26,90€.
Olga y Maite llegaron muy cabreadas porque el alojamiento que les había tocado se ve que estaba muy sucio. Maite estuvo un buen rato quejándose por teléfono con la agencia, con Alberto y con quién se le ocurrió. Sin éxito.
Cuando terminamos de comer, vinieron Rosy, Dolors y los niños y nos despedimos todos de Eli y Susana que abandonaban el viaje ese día. A las 17h cogían un autobús y se iban para el aeropuerto.
Tras la despedida, fuimos a visitar la capital Olga, Maite, los niños y las nenas. Rosy y Dolors se fueron por su cuenta y Enric y Eva pasaron la tarde en el hospital porque a Eva le salió un flemón.
Teníamos enfrente la catedral, miramos el horario y aún estaba abierta, así que fue lo primero que visitamos. La entrada valía 9€.
Era rarísima y la foto de la derecha era lo que se veía desde arriba.
Luego fuimos a Harpa, un centro de conciertos y conferencias. Tenía una construcción muy original y por la noche tenía luces de colores por fuera y estaba construido encima del mar. Muy curioso todo.
Buscamos un barco vikingo que había en el puerto, pero cuando lo encontramos nos llevamos un poco de decepción.
Recorrimos sus calles y buscamos sitio para cenar.
No fue tarea fácil. Ya nos avisó Alberto que si íbamos más de cuatro personas en seguida se agobian. Al final entramos en un sitio que era como de comida rápida, pero probé la mejor sopa de todo el viaje. Sopa de langosta, estaba buenísima. Como era bastante barato, pedimos también una cervecita.
Sopa y cerveza me salió por 22,80€.
Mientras tanto Susana y Eli nos saludaban subiendo al avión.
Después de cenar seguimos recorriendo las calles y nos fuimos a dormir.
Viernes, 23 de septiembre de 2022:
Día libre, pero para nuestra suerte, al final pudimos hacer la excursión de Landmannalaugar. Nos costó 139,50€. La hicimos Eva, Enric, las navarras, los niños y las nenas. Nos dijo Alberto que cogieramos picnic para la comida, pero somos tan felices que no cogimos nada. Lo “chulimangamos” del desayuno. No recuerdo a qué hora quedamos este día, creo que bajamos a las 7h a desayunar y a las 8h vino Alberto a recogernos en todoterreno y el trayecto duró tres horas. El atractivo de Landmannalaugar son sus montañas de colores, pero de como se ven en las fotos de internet a lo que se ve en realidad, no tiene nada que ver. El trekking duró tres horas y aunque los colores no se ven como en las fotos, fue bonito igual.
Cuando terminamos el trekking comimos en el refugio que había allí. En eso Maite recibió un mail de la agencia que las cambiaban de alojamiento, porque los dueños se habían quejado que las habían pillado mangando en el desayuno. Ni los dueños estaban contentos ni ellas tampoco, así que todo solucionado.
Cuando terminamos de comer, nos remojamos en una charca que hay allí, que creo que es la que le da nombre al sitio. Daba un poco de asquito porque estaba llena de algas, pero bueno, aún así nos metimos, estuvimos un rato allí hablando y cuando se hizo la hora que nos dijo Alberto, nos fuimos. Tres horas más para volver y llegamos al alojamiento a las 19:30h. Nada más llegar nos encontramos con Dolors y Rosy que habían estado todo el día visitando la capital. Rosy nos dijo:
Oooooiiii nenas. Hemos ido a ver danzas islandesas. ¡Qué guapas son las islandesas! Mirabas a una, guapa. Mirabas a otra, más guapa. Mirabas a otra, aún más guapa. Bruja, bruja, bruja…
Nos hizo reír un rato.
Reservamos para cenar a las 20:30h. Desde el alojamiento teníamos 20 minutos, así que quedamos a las 20h en recepción. Vanesa quería ir a comprar souvenirs y temía que al día siguiente no le diera tiempo. Así que pensamos que lo de ducharnos estaba sobrevalorado y nos fuimos a gas con lo puesto por esas tiendas. Encontramos las dos lo que queríamos y llegamos a tiempo para cenar. Fuimos todos menos Dolors y Rosy ya que a ellas les gusta cenar antes. Cenamos en el Höfnin Restaurant.
Vanesa y yo cenamos lo mismo. Pedimos sopa de pescado. Era rarísima, primero te sacaban cuatro trocitos de pescado y luego te servían el caldo. Quisimos probar el reno y pedimos un plato para compartir. Como era la última noche en Islandia, lo celebramos pidiendo una cervecita.
Pagó Vanesa lo de las dos, ya que a ella le cobran menos comisión que a mí y como tenía poca batería le dije que a la noche sacábamos cuentas y le haría un bizum. Cuando terminamos de cenar fuimos a buscar algún sitio para hacer una toma y unos bailes. Mientras íbamos caminando me dice Vanesa:
Marta, ¿cuánto te costó el jersey de lana?
15000 coronas, ¿por?
Porque la cena me ha costado lo mismo.
Me cago en san dios, tal cual, por 48,12€ nos salió la broma, que barbaridad…
Encontramos un bar latino que ponían salsa y la dueña o la que nos atendió, era latina pura. Enric, Eva, Natalia e Iván, se pusieron a bailar en seguida mientras nos servían las copas. Yo pedí un mojito por el módico precio de 18,68€. Vanesa pidió cerveza y me dijo que le había costado 12 o 13€. Una ruina, suerte que por lo menos lo pasamos bien. Para culminar la noche pusieron “la despechá” de la Rosalía y salimos de la disco “coronaos”.
Cuando salimos de allí alguien dijo que fue una lástima no grabarlo, porque salíamos todos en fila bailando y la gente que había dentro nos saludaban y nos aplaudían. Dimos bastante show, la verdad, y es que los islandeses están muy amargados, son todos bordes o si no todos, la mayoría. Están como el tiempo. Como decían los niños, la mayoría de la gente de este país, necesita un abrazo. Así que se notó un poco que no éramos de allí, ja, ja, ja. Cuando salimos del local era ya la una de la madrugada y estaba lloviznando, así que nos fuimos a dormir.
Sábado, 24 de septiembre de 2022:
Último día en Islandia. Lo teníamos libre también. Los niños y las nenas, contratamos una excursión opcional a Blue Lagoon. Son los baños termales más famosos y lujosos de Islandia. En el pdf que nos mandó la agencia ponía que eran 95€ con traslado incluido. Pero de eso nada, el traslado lo pagamos a parte según la agencia y nos costó en total 135€ cada una. Esto fue raro. Para empezar, Vanesa y yo teníamos la excursión contratada desde aquí desde España y los niños lo hicieron desde allí a través de Alberto. Reservaron las mismas horas que nosotras para ir todos juntos. A las 8:30h nos recogía un transfer desde una parada que había muy cercana al alojamiento, así que a las 7h bajamos a desayunar. Cuando estábamos en la parada iban parando autobuses e iban llamando a las personas. Algo curiosísimo, no lo había visto nunca. El primero que paró, llamó a los niños y nos dijeron que nuestra compañía era otra. Tardaron unos 20 minutos en recogernos a nosotras. A la estación de autobuses nos abandonaban y teníamos que coger otro autobús hasta el Blue Lagoon.
Al final llegamos todos a la vez, porque cuando Vanesa y yo entramos,estaban atendiendo a los niños. Yo oí que la mujer les hablaba en español y le pegué un empujón a Vanesa para ir con ellos.
La empresa de transporte que los niños tenían contratada, tenía hora de vuelta y la nuestra no. Tenían que volver a las 12:15h y ya eran las 10h. Así que lo alargaron una hora más, hasta las 13:15h, si no recuerdo mal. No había tiempo límite dentro de las termas, lo que te condiciona era el transporte. De todas formas, Alberto nos dijo que no era bueno estar más de dos horas dentro de ese agua tan caliente.
Una vez dentro te entraba una consumición, una mascarilla y cuando salías de las termas te dejaban una toalla.
Nos pasó el tiempo volando. Entre la toma, la mascarilla y que no paramos de hablar, en seguida nos tuvimos que ir. Para volver lo mismo, ellos subieron a un autobús y el nuestro llegó en seguida. Era curioso porque al subir, el conductor te preguntaba dónde querías que te parara y se lo iba apuntando todo en una lista para hacer la ruta. Sobre las 14:30h llegamos a Reikiavik. Queríamos ir a probar una sopa en pan de hogaza que es típica de Islandia, pero Olga y Maite fueron a preguntar y estaba lleno, además no cogían reserva. Por otro lado Eva y Enric iban preguntando para comer los ocho (todos excepto Rosy y Dolors). Natalia e Iván propusieron ir al Loki, pero cuando llegamos estaba lleno. Al final Olga y Maite fueron por su cuenta y nosotros encontramos sitio para seis en el restaurante Salka Valka, muy cerca del alojamiento. Esperamos a que llegaran Enric y Eva que estaban cerca y comimos los seis.
Yo pedí fish and chips, es el plato que se ve en la foto y me partí un coulant con Vanesa de postre. 32,27€ me costó. Luego fuimos a tomar un helado a una heladería muy cuca que descubrieron Enric y Eva. Intentamos ir la noche anterior pero ya estaba cerrado. Me costó el helado 5,25€. Por último, dimos una última vuelta por Reikiavik y nos fuimos a por el equipaje al alojamiento, ya que Alberto nos recogía si no recuerdo mal a las 17:30h para llevarnos al aeropuerto. Volábamos todos en el mismo vuelo así que fuimos todos juntos hasta Barcelona.
Como podéis ver en las fotos, nos dieron una camiseta de Arctic Yeti.
Antes de embarcar compramos la cena, para cenar durante el vuelo. Llegamos justísimos a la puerta de embarque y nada más llegar, retrasaron una hora el vuelo. Nos lo cogimos con calma, buscamos un sitio para cenar que cupiéramos todos. Cenamos, miramos fotos… Natalia e Iván que tenían los billetes premium no quisieron salirse de la cola, así que Vanesa y yo fuimos a visitarlos y mientras Natalia fue al baño, yo estaba sentada en un carrito y a Iván se le ocurrió pasearme.
En seguida vi a todo el palco grabando y haciendo fotos. Enric salió también, que quería que Iván le tirara el carro dando vuelta para que él lo cogiera por las asas. Total, que mientras tramaban el plan, como veis en la foto nos pillaron y nos llamaron la atención. Cuando salió Natalia del baño, le enseñamos el vídeo de la que habíamos liado y no se lo podía creer.
El vuelo salió unas dos horas más tarde y el motivo que nos dieron fue que hacía un viento de la hostia y el avión con el que teníamos que ir había aterrizado tarde por el temporal.
Nos dijeron que habría turbulencias durante el vuelo, pero que va, fue un vuelo tranquilisimo. Yo la primera hora la pasé durmiendo. Luego Vanesa estaba desficiosa y vi que se estaba poniendo una peli que se descargó adrede porque nos dijo Alberto que se había grabado en Húsavík. Festival de la Canción de Eurovisión: La historia de Fire Saga. Vanesa se durmió al poco de empezar. Yo la terminé de ver, que duró casi dos horas y no valió mucho. Por los paisajes y eso pero la peli en sí es una frikada terrible. Cuando terminó me volví a dormir hasta que aterrizamos. Creo que no lo puse pero el vuelo ponía que duraba 4:40h. Al ir creo que sí que nos costó eso, pero al volver a las cuatro horas ya estábamos en Barcelona.
Cuando llegamos, nos despedimos de los niños, que hacían escala y se iban a Madrid y el resto nos fuimos a por las maletas. Pero… ¡sorpresa! El equipaje no lo pudieron subir al avión debido al temporal. Dijeron por megafonía que pasáramos por el mostrador, pero allí nos daban un QR que teníamos que escanear y poner la reclamación para que nos mandaran las maletas a casa.
Eran ya pasadas las seis de la madrugada, hora española, cuando terminamos de poner todos las reclamaciones. Entonces nos despedimos y nos fuimos cada uno a su nido. Con mucha, mucha penita, eso sí.
Maite y Olga tenían los billetes de tren a las nueve y como Vanesa y yo no teníamos prisa, fuimos a desayunar las cuatro juntas. Hasta para terminar el viaje tenemos nuestra anécdota. Estábamos en un bar en el aeropuerto, haciendo cola para pedir y el camarero, a pesar de la hora que era, era muy simpático y les digo:
Este no necesita ningún abrazo a pesar de ser las putas siete de la mañana. Como se nota que estamos en “España” - y me toca pedir - Un cruasán y un café con leche.
A lo que Maite añade:
Por favor
Repito:
Por favor
El camarero dice:
Por favor ¿qué?
Un café con leche y un cruasán, por favor. Gracias. Es que venimos de un país en el que la gente está amargada.
Quieres la leche caliente o natural, ¿por favor?
Estuvimos riendo un rato con el camarero de cachondeo contándole que veníamos de Islandia, que la gente era muy borde, que él estaba siendo muy majo. En eso, sale otro camarero con el humor normal de las siete de la mañana y se acabaron las bromas.
Desayunamos, hicimos un rato de tertulia y ahora sí, que sí, nos fuimos rumbo Castellón. Vimos amanecer por el camino.
Ya eran casi las 8h. A las dos horas, paramos a tomar algo a Benicarló y luego del tirón hasta Castellón. Una vez allí vinieron mis padres a buscarme, serían sobre las 12h cuando llegamos. Fuimos a comer a Cabanes y a las 16h llegaba a casa a Vilafranca. Me acosté a dormir nada más llegar, no podía más. Casi a las 20h me desperté y estaba desubicadisima, buscando a Vanesa y pensando que se habían ido todos y me habían dejado en el alojamiento, pero no, eso era la gran hostia de realidad, ya estaba en mi casa, se acabó la compañía 24 horas, los alojamientos…
Ha pasado un mes desde que nos fuimos a Islandia. Esto parece la típica película que al final cuenta que fue de sus protagonistas.
Voy a contar lo preciso. Que Rosy al final tenía una vértebra chafada y le tendrán que intervenir. A Elisabet le hicieron una resonancia y tiene artrosis de cadera y ciática, así que reposo y medicación hasta nueva orden.
Las maletas, a la mayoría les llegaron el miércoles siguiente. A Rosy y a Dolors se las entregaron cambiadas, así que no las aceptaron. A Dolors se la entregaron al día siguiente, pero la de Rosy sigue perdida, al igual que las de los niños. A mí me la entregaron ese jueves y a Maite el viernes.
Ahora voy a hacer cuentas.
Viaje: 3155€
Vuelo: 403€
Parking aeropuerto: 55,50€
Blue lagoon: 135€
Landmannalaugar: 139.50€
Gastos totales en Islandia (dietas, souvenirs, café…): 823,33€
Gasoil (De Castellón a Barcelona y volver): 27€
Todo por persona, así que en total: 4738,33€ y seguro que alguna cosa se me escapa, pero bueno, más o menos es eso.
Por último, voy a deciros la ropa que llevábamos. Más o menos Vanesa y yo llevábamos lo mismo. Cinco pantalones de montaña de distintos grosores. Cinco polares. Cinco camisetas térmicas. Calcetines de esquí y de montaña yo cogí todos los que tenía y creo que Vanesa también. De calzado llevábamos las dos unas zapatillas de trekking de GoreTex y luego otras botas de recambio, pero yo de haberlo sabido no me las hubiera llevado porque solo me las puse dos días. Uno cuando fuimos a pasear por Akureyri y las otras la noche que Rosy se hizo daño, o sea que para eso con las de trekking me hubiera hecho el mismo apaño. De chaquetas llevaba tres. Una de plumas con membrana impermeable, otra de fibra y un chubasquero. La que más usé fue la de plumas. Vanesa llevaba una de fibra repelente al agua, que no se la puso ni un día y otra impermeable con relleno de fibra. Estaba ella más re pagada con su chaqueta… Todos los días íbamos con mochila, que es la que subimos al avión, así lo aprovechamos todo al máximo. En el neceser lo normal, Vanesa llevaba la farmacia entera, yo llevaba un paracetamol y gracias. Pantalones para la lluvia, estos nos hicieron papelón. Bikini y toalla. Que si llego a saber qué había tantas charcas me cojo más de uno, porque algun dia nos lo pusimos mojado. Gorros, bragas del cuello y guantes. Yo llevaba tres de cada. Me lo puse todo menos los guantes impermeables. Llovió poco, si llega a llover como nos dijeron que suele llover allí, tal vez los hubiera utilizado. De mallas térmicas yo llevaba dos y solo me puse unas un día y no me hacían falta, pero ya que las llevaba me las puse. Ya os dije que los únicos días que sí que me hubieran hecho falta y no las llevaba puestas fueron el día de las auroras y el día de los icebergs. Vanesa las llevaba todos los días (eran mucho más finas que las mías) y decía que no le sobraban. Otra cosa que me llevé y no utilicé fueron camisetas de manga corta. Para ir y volver bien, pero allí no me puse ningún día, aunque algunos dentro “casa” si que iban en manga corta, nosotras no somos tan calurosas como para eso e íbamos con la térmica. De chanclas me llevé dos, unas atadas al tobillo y otras de dedo. Con las de dedo hubiera sido suficiente, las otras no me las puse para nada. Vanesa un par de veces creo que se las puso o sea que imprescindibles no son, si lo llego a saber no las cojo. También llevábamos frontal y tampoco sé para qué. Vanesa lo gastó dos días. Uno cuando estábamos en las casitas de Pin y Pon, porque para ir a cenar había que cruzar por la calle, era un poco laberíntica, no había luz y llovía a cántaros y la otra el día de las auroras Boreales. Vanesa llevaba también bastones para caminar. Los cogió solo un día, el que os comenté que se le hizo más pesado, el del cráter. Como le dije que parecía una conquistadora, ya no los volvió a coger ningún día más. Ja, ja, ja. Yo menos mal que no me los llevé, un trasto menos.
Ahora sí que sí, me despido definitivamente y ojalá hayáis gozado, aunque sea por foto, tanto como lo gozamos nosotras. Hasta la próxima.