lunes, 4 de abril de 2022

Navarra II

Hace unos 3 meses, Vanesa me pasó su calendario laboral toda emocionada, para que los días libres se convirtieran en escapadas. La más cercana que teníamos, era en marzo, coincidiendo con la Magdalena en Castellón. Empezamos a mirar destinos, sobre todo islas. Pero al ser un viaje de 3 días, los vuelos se nos comían un día entero y lo tuvimos que descartar. Un día bajando a Castellón yo sola, había quedado con Vanesa ese día y por el camino, me puse a pensar destinos. Me vinieron a la cabeza 2 que fueran realistas (mi mente viaja demasiado lejos) y se los propuse a Vanesa cuando nos vimos. Uno era el caminito del rey en Málaga y el otro era Navarra, los sitios que me quedaron por visitar cuando fui a ver a Jone hace 3 años. No siempre nos ponemos de acuerdo en seguida, pero en esta ocasión sí. A Vanesa le motivó la idea de ir a Navarra, ya que en un viaje que tenía que hacer allí, tuvo un accidente y no pudo llegar. En el mes de enero estuvimos mirando los sitios que queríamos visitar y fuimos descartando y concretando. Hicimos más o menos el planing y empezamos a reservar hoteles. En marzo compramos todas las entradas a los sitios que hacían pagar y por fin llegó la semana del viaje. Yo me cogí la semana entera, así que aprovechando que era Magdalena, bajé a Castellón ya ese lunes. 

La Magdalena estuvo rara pero bien, resumida en estas 4 fotos. 


 Jueves, 24 de marzo de 2022:


A las 14h, me dijo Vanesa que se cogía la hora Magdalenera, que iba a cambiarse y que me avisaba cuando estuviera. Me avisó, pero el Whats App no me llegó, me llegó más tarde cuando ella ya estaba en el lugar donde habíamos quedado que pasaba a buscarla. Que desastre, bajé rapidísimo a por el coche, pero cuando fui a abrir la puerta del parking, el mando no me iba y la llave no la tenía, ya que se la habían quedado mis padres porque también hacían cuenta de bajar a Castellón ese finde. Momento caos. Lo primero que hice fue avisar a Vanesa de lo que me estaba pasando. Lo segundo, desmonté el mando y quité y puse la pila, sin éxito. De repente la puerta de entrar se abrió y ahí iba mi salvador. Bajé como una loca desesperada del coche y empecé a hacerle señas para que me abriera la puerta de salida. Ahora los súper héroes ya no llevan capa, llevan mando… Me abrió la puerta y pude salir por fin. Avisé a Vanesa de que ya estaba fuera y en 10 minutos la estaba recogiendo. Hacía un día malísimo, como toda la semana había hecho, no diluviaba, como había hecho en días anteriores, pero no paró de llover hasta que llegamos a Tudela, sobre las 20 horas. Nos alojamos en el Hotel Sercotel Tudela Bardenas. Nos costó 20€ a cada una y una vez allí reservamos el desayuno del día siguiente, ya que por anticipado valía 9€ y si lo pagabas al momento 11€. Subimos a la habitación y descansamos un rato hasta la hora de cenar y de paso hicimos el planing del día siguiente.

No sabíamos si ir a cenar a la plaza de los Fueros, ya que nos lo recomendaron, o quedarnos a cenar en el Hotel que había una cervecería abajo y por alojarnos allí nos regalaban una consumición a cada una. Decidimos hacerlo según el tiempo, si llovía mucho nos quedábamos y si no llovía o llovía poco, nos íbamos en busca de la plaza. Cuando bajamos apenas chispeaba, así que decidimos ir a cenar fuera. 

Cenamor en un bar de la plaza de los fueros, que no recuerdo como se llamaba, pero para el tiempo que hacía había mucho ambiente en todos. La comida estaba muy buena y nos salió muy barato, así que nos fuimos encantadas de allí y además era muy pronto, sobre las 23h, así que decidimos ir a la cervecería del hotel. El camarero estaba como una cabra. Primero nos vaciló, luego nos preguntó si éramos fáciles de comprar y si le poníamos una buena reseña al lugar y a su restaurante, nos invitaba a otra consumición. Así que tuvimos conversación, bebida gratis y el lugar era chulísimo. 

No quisimos hacer muy tarde porque a la mañana siguiente íbamos a madrugar, así que al terminar las tomas, nos fuimos a dormir. 


Viernes, 25 de marzo de 2022:


A las 6 nos pusimos el despertador, a las 7 y poco estábamos desayunando y a las 8 y algo salíamos del hotel. Nos fuimos camino de las Bardenas Reales, un paraje semidesértico, que estaba a media hora. Llegamos a las 8:30h y resulta que la caseta de información la abrían a las 9, por lo que nos fuimos a verlas por nuestra cuenta. ¡¡¡ERROR!!! Primero llegamos a un mirador, pero como había niebla, se veía bien poco. 

Sabíamos que habían varias rutas para hacer en coche, pero como no nos dieron la información, ni mapa, ni estaba señalizado, pues íbamos haciendo a voleo. De vez en cuando íbamos encontrando rocas chulas y hay unos sitios habilitados para poder parar el coche. Así que íbamos parando para sacar alguna foto. 


Cuando nos dimos cuenta, nos habíamos salido ya del paraje… Así que nada, pusimos el gps y nos fuimos para Olite, porque esto de las Bardenas, vista una, vistas todas, así que no íbamos a volver. Llegamos a Olite que serían sobre las 11. Primero fuimos a tomar un café y luego a preguntar al hotel, en este caso el Ducay, si podíamos entrar ya, por no dejarlo todo al coche. En el check in ponía que a partir de las 16h, pero nos dijeron que ya tenían lista la habitación y que podíamos entrar ya. Éste nos costó 20€ a cada una. Fuimos a por las maletas, intentamos dejar el coche lo más cerca posible, ya que todo el casco antigüo de Olite es peatonal y subimos las maletas a la habitación.


Como hasta las 12:30 no teníamos la visita guiada al castillo, fuimos a visitar el pueblo y nos encantó. Luego tuvimos la visita, previamente reservada y nos costó 4,90€ a cada una. Conocimos su historia y lo vimos por dentro. A mí me pareció una verdadera pasada, es gigante y chulísimo.  


Cuando salimos del castillo buscamos un sitio para comer y acertamos de pleno. El restaurante se llama Gambarte Jatetxea. Comimos de menú, todo de 10 y nos costó 16,60€ a cada una. A las 16h teníamos una visita guiada y cata de vino en la bodega Marco Real. Teníamos ya la reserva y nos costó 10€ por persona. Nos gustó mucho, tanto la visita como la cata. 

Compramos unas botellitas de vino y nos fuimos a visitar Ujué, un pueblo a 20 minutos de Olite, que nos habían recomendado visitar. 

El pueblo era bonito, la iglesia parecía un castillo y llamaba mucho la atención y el paisaje también era espectacular. Dimos una vuelta por todo, compramos almendras garrapiñadas que eran típicas de allí y un gatito o gatita muy simpático nos llevó de ruta por todo, como nos pasó en Chinchilla, Albacete. 

Volvimos a Olite, tomamos una cervecita y nos fuimos a cenar. Estaba todo a petar de gente, es increíble con lo pequeño que es el pueblo y que tuviera todos los bares llenos. Al final cenamos en el bar del hotel. Sin más, cenamos normal, 3 tapitas y nos fuimos a dormir. 


Sábado, 26 de marzo de 2022:


Este día ya no madrugamos tanto, creo que nos levantamos a las 8, desayunamos en el hotel y nos fuimos al Monasterio de Leyre, que teníamos visita guiada a las 11. Nos costó 4€ a cada una. Este día estuve muy negada y venga decir que no llegábamos a nada. Pero sí que llegamos a todo, es solo que tenía yo el día a revés “iavan”. Cómo llegábamos pronto a la visita guiada, fuimos a ver el embalse de Yesa primero. 

Creíamos que lo podríamos ver de más cerca, la verdad, pero el señor google nos mandó aquí. Pues nos hicimos unas fotillas, y pa'l monasterio. La visita estuvo muy bien y el monasterio era muy bonito también. 

Cuando terminó la visita, tomamos un cafelito allí mismo que había un bar y nos fuimos a visitar el castillo de Javier. Pasamos por un mirador, paramos y nos encontramos con estas vistas: 

En el castillo, no había visita guiada, pero sí que había que pagar si no recuerdo mal 3€ de entrada, la visita era libre. Después de todo lo que habíamos visto no me dijo mucho este castillo, pero bueno, bien y en paz.

 


Comimos allí mismo, que había un mesón. No salimos muy contentas. La comida nos costó 24.25€ a cada una. Vanesa les pidió 2 primeros y le dijeron que no podía ser, por lo que le sobró la mitad. A mí del segundo también me sobró la mitad y a parte de que no estaba muy bueno, te pedían explicaciones de porqué no nos lo comíamos. En fin, todo muy raro, a mí nunca me había pasado algo igual. 

Después de comer nos fuimos a la foz de Lumbier. Si queréis ir, os recomiendo que si lo hacéis con el google maps, que no le pongáis tal cual la foz de Lumbier, porque a nosotras nos llevó al pueblo de al lado, que también hay una ruta para poder llegar, pero nosotras como no teníamos mucho tiempo, queríamos la ruta más sencilla. Entonces vimos que había un parking adrede y lo fuimos a buscar. Ahí sí que nos llevó bien. Nos hicieron pagar 3€. La ruta desde ahí era una hora, media de ida y media de vuelta. No era cosa del otro mundo, pero nos sentó bien un poco de naturaleza. 

 

Luego nos fuimos a la foz de Arbayún. La idea era hacer caminata también, pero había un mirador que la podíamos ver y ya lo tuvimos bien. 

Luego nos fuimos a Noáin, al parque de los sentidos. Que chulada, era como estar en Japón. 

Dimos una vuelta por ahí y ya nos fuimos para Pamplona. El hotel que teníamos reservado era el Espoz y Mina, que nos costó 32€ a cada una, más céntrico, imposible. Tenían un convenio con el parking de la plaza del Castillo, si lo dejabas todo el día, te costaba 13€. (Sin el convenio lo miramos y era algo más de 16€, así que algo nos ahorramos). El hotel no tenía recepción, así que nos dieron a elegir entre hacer todos los trámites por Whats App o ir al Hostal Arriazu a hacer el check in. Decidimos ir personalmente porque estaba muy cerca y allí nos arreglaron todo, el parking y todo. Cuando llegamos a nuestro Hotel, nos duchamos y avisamos a Jone, ya que íbamos a cenar con ellos, Jone, Michel y Eileen. Cuando estuvimos listas, fuimos a comer un pincho al Gaucho, que lo teníamos literalmente al lado. Previamente, Jone me había mandado un artículo, que era el mejor bar de Pamplona y estaba entre los 65 mejores de España. Yo ya había estado en San Fermín y tengo un buenísimo recuerdo, así que decidimos ir. No defraudó. Luego como íbamos con la nena, prefería otro tipo de comida y nos fuimos a otro bar a comer una tapas. Muy buenas también. Para finalizar la velada, fuimos a tomar una cerveza a un bar, que según nos dijo Michel, iba Arguiñano cuando estaba por Pamplona. Sobre la 1 y algo nos fuimos cada uno a su “casa”. Vanesa y yo estuvimos un rato hablando antes de dormirnos y cuando íbamos a poner el despertador, a las 2 eran las 3, esa noche cambiaban la hora… Íbamos a dormir poquito. 




Domingo, 27 de marzo de 2022:


Nos levantamos sobre las 8. Cuando estuvimos listas nos fuimos a desayunar a uno de los bares gigantes que hay en la plaza del Castillo. El café Iruña. A parte de que la comida estaba buenísima, el bar era digno de ver. 


A las 10, quedamos con Jone, Michel y Eileen. A las 10:30 teníamos una visita guiada a la plaza de toros de Pamplona, pero se retrasó más de 15 minutos. Me costó 7€ la entrada por persona y fue un robo a mano armada. No había visita guiada como ponía cuando reservé las entradas, si no que te daban una audioguía que solo cogió Eileen, pero que le molestó más que otra cosa. A la plaza yo ya estuve en San Fermín así que la visita fue verla sin más. Lo dicho, un robo. 

Al salir, nos fuimos hacia el club deportivo al que pertenecen Jone, Michel y Eileen, ya que nos tenían preparada la comida e íbamos a comer en las instalaciones. Por el camino, íbamos viendo cosas y Michel nos hacía visita guiada de todo lo que sabía. Pasamos por el frontón, que por fuera es como un edificio antiguo y había partida, así que nos quedamos a verla un rato. 


Lo del club deportivo era curiosísimo. Desde luego aquí no funciona así. Las instalaciones eran de grandes como mi pueblo. Allí había unos torradores y la gente se hacía brasa y se cocinaban. La mayoría arroz con cosas, porque a eso que hacían no se le puede llamar paella… Michel nos hizo un chuletón a la brasa. 

También nos prepararon 2 tipos de setas típicas de allí, una ensalada, pimientos del piquillo, torrijas de postre, que al final no comimos nadie, porque se habían pasado 3 pueblos comprando también una trenza del Reyno, gigante, que es un dulce típico de allí y nos la comimos casi entera. Que buenísima estaba. 

A las 17h teníamos reservado un free tour por Pamplona. A mi personalmente ¡¡¡ME ENCANTÓ!!! Nos habló de Olite, de Javier, de la trilogía del Baztán, del eguzkilore, de las ruinas del parking de la plaza del castillo que las vimos al entrar, de Amaiur, que también fui a visitar con Jone la otra vez que fui, de San Fermín… Una pasada, casi 2:30h de tour pero me pasó el tiempo volando. 

Cuando terminó el free tour ya nos fuimos a coger el coche. En el hotel nos dijeron que si pasaba de 24 horas, que las pasábamos por muy poquito, había que ir a información a pagar la diferencia. Pero en información nos dijeron que el ticket nos valía hasta las 12h de la noche, así que genial, no nos tocó pagar nada adicional. Nos despedimos de la familia y nos fuimos para casa. A las 21:30h, paramos a cenar en Magallón. No teníamos mucha hambre, pero vimos que había un bar abierto y entramos. Hicimos 2 tapas que estaban buenísimas y menos mal que no teníamos hambre, porque quedamos como dos reinas. Cuando terminamos de cenar nos fuimos para Castellón y llegamos a las 2:30h de la madrugada y fin de la escapada.


Viaje corto pero intenso, aprovechado al máximo, como todos los que hago con Vanesa. Valorado entre 290€ y 340€ (a cada una nos sale una cosa). Nos ha quedado la selva de Irati, que también la miramos para hacerla y hacer el camino de Santiago por ahí, así que…. Continuará…



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