viernes, 27 de marzo de 2020

Madrid + Toledo

Hace poco más de un año, una amiga de toda la vida, Esther, nos dijo que se casaba. Vivió 14 años a Vilafranca y luego se fue a vivir a Castellón. Su madre es de Benassal y ella los findes los pasaba allí, así que el novio se lo echó allí. Por lo tanto tiene allí también su grupo de amigas. Así que propuso a 2 amigas de Benassal y 2 de Vilafranca ser sus damas de honor. Fuimos Celia y Paola de Benassal y Balma y yo de Vilafranca. Celia había bailado sevillanas y me propuso que como sorpresa a la boda, le podríamos bailar una sevillana. Así que desde el mes de enero hasta septiembre que fue la boda, quedamos todas las semanas para ensayar. Al final ya no era ni ensayo, era charla y cerveza… Nos conocíamos de vista se puede decir e hicimos mucha amistad. Últimamente estoy muy viajera y me dijo que me tenía que presentar a una amiga que estaba en modo viajero igual que yo. Así que habló con las dos y nos dió los teléfonos de una a la otra. Su amiga se llama Vanesa y es de Figueroles, estuvimos hablando por el WhatsApp de viajes, de donde nos gustaría ir, de donde habíamos ido… Me cayó muy bien y si, estaba en modo viajero total, je, je, je. Un día Celia dijo que teníamos que hacer algo las 3 cuando coincidiéramos y se dió el caso para la feria de Onda. Quedamos para un tardeo. La sensación, al menos para mi, fue que nos conocíamos de toda la vida. Hablamos, hicimos cervecitas y bailamos, pasamos una tarde la mar de entretenida. Vanesa comentó que a principio de año había pensado en hacer una escapada. Pero se quedó ahí porque justo esta semana la echaban de la faena donde estaba. Para final del año pasado, volvimos a quedar un día para comer las 3. Ya habíamos hablado por WhatsApp que Vanesa había pensado en ir a Madrid, porque pensaba ir sola y es un sitio que se conoce. Me preguntó si quería ir y la duda ofende, por supuesto que me apunté. El día que quedamos para comer, Celia llegaba tarde, así que quedamos Vanesa y yo más pronto y nos pusimos a mirar qué podríamos hacer, ver, donde ir… Más o menos decidimos por encima de ir al musical de Anastasia, a ver el circo del sol y pasar el sábado en Toledo, ya que a Madrid ya habíamos estado las dos, por ir a un sitio donde no habíamos estado ninguna de las dos. La cosa quedó así a la espera de que a ella la reubicaran al trabajo nuevo que ya tenía y yo a que mi jefe me confirmara también las vacaciones. Teníamos varias fechas barajadas en las que Vanesa trabajaba de mañana, para poder irnos un viernes cuando ella saliera de trabajar. Al final elegimos el finde que nos venía mejor para ver al circo del sol y este finde era del 31 de enero al 2 de febrero. Así que cuando lo tuvimos confirmado, recuerdo que fue el día antes de nochebuena, compramos ya todo. Cada una se encargó de comprar una cosa. Pero… cuando fuimos a comprar las entradas para el circo del sol, resulta que no era a Madrid, que era a Vitoria… Por lo que finalmente elegimos un teatro, se infiel y no mires con quién, de Josema Yuste y Teté Delgado. Pues compramos, tren de Valencia a Madrid, ya que no nos cuadraba la hora para coger el ave desde Castellón. Nos costó 45,30€ a cada una. El de vuelta sí que era a Castellón y nos costó 56,50€. El musical de Anastasia 74,52€. Todos los precios los voy a poner por persona. El tren de ida a Toledo 11,10€ y el de vuelta lo mismo. El teatro 33€. 


Viernes, 31 de enero de 2020:


Habíamos quedado a la estación de Castellón a las 15.45h. Yo salí a las 14h de Vilafranca, me traían mis padres porque iban a pasar el finde a Castellón. Vanesa salía de trabajar e iba directa. Llegamos las 2 a las 15.30h, así que tiempo de saludarnos y nos fuimos corriendo a comprar el billete del tren cercanías para ir hasta Valencia. Nos costó unos 6€ a cada una. Pudimos coger el de las 15.40h, así íbamos más descansadas. Llegamos a Valencia a las 17h. Llegamos a la estación del Nord y cogimos un taxi para ir hasta la estación de Joaquín Sorolla, que es donde nos salía el Ave. Nos costó unos 10 minutos llegar y el Ave salía a las 18.10h. Así que aún nos dió tiempo a hacer una cervecita express. Llegamos a Madrid a las 20h en la estación de Atocha. Cogimos un taxi y nos fuimos hacia el hostal. Nos alojábamos en el Hostal uencarral. Al lado de la Gran Vía. El hostal nos costó 99€ a cada una 2 noches. Dejamos las maletas y deprisa y corriendo nos fuimos a cenar porque a las 22h era el musical. Cenamos enfrente de donde era el musical a un bar de tapas, muy bien y muy rápido. 

El musical duró hasta la 1 y poco, con un descanso de 20 min. Estuvo muy bien, nos gustó a las 2. Al salir ya nos fuimos a dormir porque al día siguiente teníamos que madrugar para coger el tren. Aun así, estuvimos una hora hablando antes de dormirnos. 

Sábado, 1 de febrero de 2020:


Nos levantamos pronto, a las 7. Así a las 8 ya estábamos preparadas. Cogimos un taxi y nos fuimos a la estación de Atocha para coger el tren para Toledo. Todos los taxis de la estación al hostal y del hostal a la estación nos costaban de 10€ a 12€. El tren salía a las 8.50h. Como llegamos pronto, aún nos dió tiempo a desayunar a la estación. Llegamos a Toledo a las 9.30h. Íbamos un poco perdidas porque habíamos mirado que ver yendo en tren. Queríamos coger un taxi para subir porque de la estación al centro estábamos a media hora caminando, pero al salir de la estación vimos un autobús que ponía que te llevaba gratis hasta el centro. Fuimos a preguntar y nos dijeron que el autobús te llevaba al centro y luego a hacer una foto donde se veía todo Toledo. A parte vendían packs de visitas guiadas etc. Así que decidimos coger uno de los packs. Cogimos el de 23€, que entraba un todo. Visita a la Sinagoga, al monasterio, a la iglesia, a la Catedral y una visita guiada por el centro. El autobús nos dejaba a la parte baja, donde cogías unas escaleras mecánicas y te subían a la parte de arriba de Toledo. Primero fuimos a dar la vuelta por nuestra cuenta. 

     

Nos pensábamos que todas las entradas que teníamos entraban a la visita guiada y no fuimos a ver nada. Pero por si acaso, fuimos a decir a la oficina de turismo, la hora que haríamos la visita guiada. Total que la visita guiada la queríamos hacer a las 12.30, pero nos dijeron que a la de esa hora no entraba la catedral, que teníamos que coger la de las 14.30h. También nos dijo, que excepto la catedral, todas las otras entradas teníamos que ir a verlo todo por nuestra cuenta. Suerte que se nos ocurrió ir a preguntar, si no, no vemos nada. Pues primero fuimos a ver el monasterio de San Juan de los Reyes.

Luego fuimos a ver la Sinagoga de Santa María la Blanca. 

Por último vimos la iglesia de Santo Tomé. Luego queríamos ir a comer a una terraza de un hotel que se ve todo Toledo, pero estaba cerrada, así que nos fuimos a un restaurante casero que comimos super bien. Antes de la visita guiada tomamos un café un la plaza de Zocodover, ya que la visita empezaba allí al lado. La visita duró sobre una hora. 

Terminaba a la catedral y a las 16.30h salía el autobús para ver la panorámica de Toledo. Así que fuimos yendo para allí. La vista realmente era espectacular.

El autobús te dejaba a la estación y nuestro tren salía a las 17.25h. Así que tiempo de llegar y subir ya al tren. Llegamos a Madrid a las 18h. Como el teatro era a las 20h, decidimos ir a tomar algo antes. Cogimos un taxi y le dijimos que nos dejara directamente al teatro y Vanesa le preguntó si por allí se podía tomar alguna tapa. El taxista nos recomendó que fuéramos a la calle Ponzano, a 15 min del teatro, donde hay 72 bares de tapas. Así que allí le dijimos finalmente que nos parara. Fuimos a un par de bares a tomar unas cervecitas y unas tapas y ya nos fuimos para el teatro, que estaba al lado, la verdad, no eran 15 min ni de coña, estaba mucho más cerca. El teatro estuvo muy bien también, nos reímos mucho.

Se terminó sobre las 10.30h, así que volvimos a la calle Ponzano y cenamos. Hicimos unas tapas a un bar y luego fuimos a otro garito a echar un cubata. Se nos hicieron las 2. Yo estaba reventada, si no, nos hubiéramos quedado más rato. Pero bueno, estuvo bien igualmente. A lo tonto entre llegar, que cogimos un taxi, y hablar antes de dormir, nos acostamos más tarde de las 3. 


Domingo, 2 de febrero de 2020:


Nos levantamos sobre las 9.30/10h, ya que a las 11h nos echaban ya de la habitación. A las 11 en punto salíamos de allí. Nos guardaron las maletas al hostal y nos dijeron que hasta las 20h las podíamos tener allí, así que genial. Primero fuimos a buscar un sitio para desayunar. Fuimos a una paralería cerca de la Gran Vía, la calle del Postigo de San Martín. Era una librería, La Central, que dentro tenía un barecito que se llama El Patio de la Central. Nos encantó el sitio y el desayuno, y nos pareció baratísimo. Tomamos lo de la foto y no llegó a 6€ cada una creo. 

Mientras desayunábamos hicimos un planing de que ver. Al salir, fuimos a un punto de información para coger un mapa y marcamos las zonas donde ir según lo que habíamos elegido ver. Este día, ya que no teníamos ninguna prisa, nos desplazamos en metro. Nos compramos una tarjeta de 10 viajes entre las dos y nos costó sobre unos 10€. Lo primero que fuimos a ver fue la Puerta del Sol.

Plaza Mayor.

Como desayunamos tarde, para aprovechar el día decidimos ya no comer. Pero fuimos al mercado de San Miguel y no nos pudimos resistir a hacer un vermut. Vanesa se hizo una mini hamburguesa de color rosa de surimi, caviar y algo más acompañada con patatitas fritas. Molaba terrible y dijo que estaba muy buena. Yo me hice dos tostaditas, una de pulpo y otra de foie. 

Luego nos fuimos a pasear por el rastro de Madrid. Después al Palacio de Liria, pero no se podía entrar, así que lo vimos por fuera.

Templo de Debod.

Palacio Real.

Fuente de Cibeles.


Puerta de Alcalá.

Para finalizar el viaje, nos fuimos al parque de El Retiro. Queríamos subir en barquita y dar una vuelta, pero nos entretuvimos haciendo una cervecita y una tapa y se hizo tarde. 

Volvimos al hostal a por las maletas y nos dimos cuenta de que íbamos a contrarreloj, nos habíamos empanado, habíamos calculado mal el tiempo y empezamos a ir un poco a gas. Llegamos al hostal, no iba el ascensor, tuve que subir yo a pie 3 pisos y bajar con las 2 maletas corriendo por ahí. Cogimos un taxi porque con el metro no llegábamos ni de coña… El taxista nos pegó bronca por cogerlo en dirección contraria a la estación (no lo sabíamos y con la prisa que teníamos como para entretenernos estábamos). Cuando le dijimos a las 19.20h, que el tren nos salía a 19.40h, se echó las manos a la cabeza y nos pegó otra media bronca, que nos complicamos mucho la vida. Se dió prisa y llegamos a tiempo. Corriendo por esa estación. Cuando entramos al tren, miré el reloj y nos habían sobrado no llegaba a 5 minutos, y el tren salió a la hora en punto. Qué sudada. Llegamos a Castellón a las 22.30h y fin del trayecto.


Un finde corto pero intenso. Como habéis visto super completo, valorado en unos 460€ más o menos absolutamente con todo incluído lo nombrado. 

 

sábado, 21 de marzo de 2020

San Juan en Menorca, en velero

Si no recuerdo mal, en febrero reservé un viaje por internet en la página de viajarsolo.com. El año pasado ya realicé uno con esta agencia a Isla Cristina, Huelva. Fue perfecto. Los compañeros un 10, un montón de actividades, el aliciente de ser Andalucía ya fue una maravilla… en fin que era la primera vez que viajaba sola, que siempre tienes un no se que en el estómago y la verdad es que fue a pedir de boca. Pues este año esperaba repetir la experiencia, ya que la expectativa era muy alta. 

En esta ocasión el viaje que reservé, llevaba por nombre San Juan en Menorca en velero. La verdad es que la agencia es una maravilla, da mucha confianza. Pagas la mitad al contratar el viaje y la otra mitad cuando quedan 21 días para realizarlo. Este costaba 575€ y eran 8 días. 

Luego, cuando quedaba aproximadamente dos semanas para partir, hicieron un grupo de WhatsApp, todos lo que íbamos a ir en el barco. Así ya sabíamos nuestros nombres y de dónde veníamos cada uno. 

Cuando ya tenía confirmado el viaje me compré un billete de tren, de Castellón a Barcelona. El velero salía de Barcelona. El tren me costó 27,70€. 


Viernes 21 de junio de 2019: 


Sobre las 10 de la mañana, salíamos de casa mi padre y yo, me llevó él hasta la estación de Castellón. El tren salía a las 11.35h, aunque se retrasó unos 20 min. A las 14.30h llegué a Barcelona. En el grupo habíamos quedado 3 en vernos en la estación. Así que avisé que ya estaba, un chico dijo que venía también con retraso y una chica que estaba llegando, iba en metro. A los 15 min ya estaba por allí, nos ubicamos y nos encontramos. A esta que conocí la primera, se llamaba Alicia, y era de Albacete. La hora de quedada con el grupo era a las 16h en el Port Olimpic, así que teníamos tiempo para comer. Fuimos a un bar a tomar algo mientras llegaba el otro chico, pero se hicieron las 15h y todavía no había llegado, así que decidimos ir haciendo boca nosotras. Cuando acabábamos de empezar, llegó. Este era Tom, de Gijón, pero vivía en Donosti. Pidió algo rápido para comer y cogimos un taxi para el puerto porque ya se nos hacía tarde. Tardamos una media hora en llegar, ya pasaba un poco de las 16h, y ya estaban todos allí, solo faltábamos nosotros 3. El taxi nos costó, no llegó a 7€ cada uno. Luego nos mandaron la ubicación para encontrar el barco. Al llegar allí, nos encontramos con que ya estaban haciendo las listas de la compra, ya que antes de subir al barco teníamos que ir a comprar para tener comida toda la semana, a parte un catering nos preparaba las comidas y las cenas. Total, que llegamos, cada uno iba a lo suyo, nos hicieron firmar unos papeles tipo un contrato deprisa y corriendo, pusimos un bote de 150€ por cabeza para toda la comida y nos dijeron que fuéramos 4 a comprar. Fue todo muy rápido y muy raro. Yo fui a comprar, porque si no la opción B era esperar en la solana a que los demás terminaran de hacer la compra. Conmigo vinieron Alicia, un chico de Zaragoza, Rafa y una de Barcelona, Cristina. La cuestión era que el resto habían hecho la lista y nosotros que fuimos los que no nos enteramos de nada, íbamos a comprar, como veis todo muy normal. El encargado de recibirnos al barco y con el que habíamos tenido contacto durante la semana para cualquier duda o cualquier cosa, se llamaba Ramón. Fue quien, con su coche, nos llevó a comprar. Cuando volvimos, de vacío, porque el propio supermercado ya tiene un convenio con Ramón que nos traen la compra al barco, en lo que llegaba el catering y la compra ya hicimos las presentaciones oficiales. Voy a poner una lista para que más o menos tengáis claro quién es cada uno cuando os hable de ellos:

  • Carme - Vilafranca del Penedés 

  • Rafa - Zaragoza 

  • Cristina - Barcelona

  • Roberto - Bilbao

  • Alicia - Albacete

  • Tom - Gijón

  • Oscar - Zaragoza

  • Emilio - Barcelona 

Luego venía el patrón, Ricardo de Barcelona, pero se empadronó en Menorca porque no quiere ser catalán. 

Antes de subir al barco, fuimos a mear a un bar y a hacer una cerveza y ahí ya fuimos hablando un poco todos con todos. Por fin llegó la hora de subir al barco. Serían sobre las 19h. El patrón nos dijo unas normas básicas del barco e hicimos los sorteos de los camarotes. El año pasado para dormir, se basaban en el sexo y la edad. Cuando contraté el viaje sí que ponía que sería así, pero de eso nada. Un sorteo y arreando. Cuando el patrón hizo los papelitos para el sorteo, dijo que había uno que sería el “puteao”, que era quien dormía al “comedor” con él. Os imagináis quién fue la puteada, ¿no? Una servidora. A los demás les tocó a Alicia y Emilio en el camarote más grande de proa, Roberto y Cristina en proa también, en un camarote mini con una mini litera. En popa dormían en uno Tom y Rafa y en otro Carme y Oscar. Dicho esto, zarpamos rumbo a Menorca, no sin antes, tomar una biodramina por cabeza, eso sin dudarlo. Yo la verdad es que ya llevaba una “barra nevadora” (esto lo usan mis amigos cuando les duele la cabeza) del viaje y el barco me terminó de empeorar. Cristina estuvo vomitando al poco de zarpar. Yo no fue para tanto pero estuve 3h con dolor de cabeza y con un mareo y un malestar terrible. Ni cené. Esa noche se cenó pizza, a mi no me apetecía nada. Luego se me pasó y estaba tan bien, que no me apetecía marchar a dormir, porque bajar a los camarotes era la mareadina del siglo. Total que todos se fueron a dormir pero yo me quedé arriba con Emilio y Roberto. Resulta que Roberto trabajaba de patrón de barco, así que Ricardo se fue a dormir un rato teniendo a Roberto al mando y Emilio y yo nos quedamos haciéndole compañía. La verdad que fue espectacular, ver atardecer, luego ver el cielo totalmente estrellado y ver aparecer la luna. 

 

Cuando el patrón se levantó yo me fui a dormir. ¿Qué pasó? Que como Cristina estaba tan mal, no llegó a su camarote y se acostó en el “puteao”, así que yo me fuí a dormir a la litera. Nada más bajar al camarote, la mareada fue máxima. Así que saqué el saco de dormir como pude rapidísimo, y con lo puesto me acosté. La noche fue horrible, el viento iba de lado, teníamos las velas desplegadas del barco y dormíamos de lado. Yo no sabía ni como ponerme porque la litera era milimétrica. Clavaba el codo en la mesita, el pie por debajo del colchón… Total que me desperté y me dolía todo, como si me hubieran apalizado. 


Sábado 22 de junio de 2019: 


Nada más despertarme subí en seguida a cubierta, porque en el camarote de no estar acostada, mareada. Ya había vida por arriba y faltaba ya muy poco para llegar a Menorca. Llegamos sobre las 11 de la mañana y buscamos un sitio no muy lejos de Ciudadela, a cala Santandria. Allí estuvimos literalmente 24h. Bañito, a hacer el lagarto a cubierta y poca cosa más. A mitad tarde Carme me dijo de ir nadando a pisar tierra. Estaba bastante lejos, pero como no había otra faena acepté. Fue genial, estuvimos 2h nadando y paseando por las calas que comunicaban y desconectamos un montón. Cuando se fue el sol tuvimos que volver al barco porque empezaba a refrescar. Al barco higiene 0. Ese día sin duchar, el agua es súper escasa. En fin… muy raro todo, yo no encontraba mi sitio. Seguía sin hambre, casi ni comí, no cené… Este día estuvimos después de cenar un rato charlando y nos fuimos a dormir. El patrón se había acostado en la litera para estar más tranquilo, dijo que cuando nos fuéramos a acostar que lo despertáramos y saldría al puteao. Pero Roberto no lo quiso despertar y salió él a dormir conmigo al puteao.


Domingo 23 de junio de 2019:  


Hoy era el día de San Juan y a Ciudadela se montaba fiesta gorda. Así que por la mañana nos movimos un poquito para estar casi a pié de tierra. Un bañito de buena mañana, luego a hacer el lagarto por cubierta, comida, “ducha” y para tierra.

La ducha era tal cual una manguera en cubierta, una enjabonada rápida y 4 manguerazos y a arrear. Para llegar a tierra íbamos en un dingui, que es una lancha a motor. Nosotros la llamábamos el Tinky Winky o el drinky. Lo del drinky lo decía Tom, que no es la primera vez que viaja en velero y dice que siempre se piensa en el dingui cuando se termina la bebida. Sobre las 4 de la tarde Ricardo nos llevó a tierra para ir a la fiesta de Sant Joan. Dimos una vuelta por Ciudadela y nos fuimos a tomar un par de pomadas, que es la bebida típica de allí. Se obtiene mezclando Gin Xoriguer (gin producido en Mahón) con limonada. Estaba súper buena. Mientras, vimos desfilar a los caballos. Cuando nos íbamos para la plaza porque ya iba a empezar Caragol des Bron (sobre las 18h el caixer senyor y sa capellana entran en la Plaça des Born, iniciando el Caragol des Born con las notas de la Banda Municipal de Música. Finalizando el acto, los caballos se dirigirán a la ermita de Sant Joan de Missa, para celebrar completes), había tanto cúmulo de gente que no pudimos llegar a la plaza y nos pilló el comienzo en el callejón, que es por donde inician los caballos. Fué uno de los peores ratos de mi vida. Estaba a petar de gente, los caballos te arramblaban, la gente también, a parte de “darte de ostias”. Nuestro grupo se partió e 5 o 6… nos perdimos todos. Yo iba la última, con Emilio delante. Nos estaban empujando muchísimo, yo lo tenía súper bien cogido para no separarme de él. Cuando terminaron de pasar los caballos, a duras penas pudimos llegar a la plaza, y salir de la plaza nos costó casi 10 minutos por la grandísima aglomeración de gente que había. Cuando por fin pudimos salir del mogollón, fuimos directos a un bar a tomar una cerveza. A mi me temblaban hasta las piernas del mal rato pasado. Todo muy bonito y los caballos un espectáculo que aquí no estamos acostumbrados a ver, pero que mal rato… 

Cuando ya estábamos en zona de confort, mandamos un WhatsApp al grupo diciendo dónde estábamos y a los 5 min acudió Carme, que se había quedado sola también. Rafa, Alicia, Tom y Roberto, mandaron un mensaje que estaban a las camas hinchables, había una feria allí al lado. Fuimos y no los vimos, así que dimos una vuelta por las paradetas. Emilio jugó varias veces al tiro en rifle. Un crack. Luego volvimos a buscar al resto y ya los encontramos. Luego nos mandó otro mensaje Óscar, que también se había quedado solo. Le mandamos la ubicación y vino en nuestra búsqueda. Cuando nos juntamos fuimos en busca de Ricardo y Cristina. Cuando estábamos todo el grupo fuimos a tomar una cerveza a una terraza. Estábamos tan agobiados todos, que se nos olvidó que hacían la fiesta de la avellana. Hacen tipo una guerra de avellanas. El gozo en un pozo. A la hora de cenar volvimos al barco, cenamos y Carme, Alicia, Roberto y yo, volvimos un ratillo de fiesta a tierra. Por la noche disfrutamos mucho más, ya que volvían a salir los caballos a hacer una ofrenda y los vimos desde un sitio prudente, sin agobios y con un cubata a la mano y así se hace todo como más llevadero, ja, ja, ja, ja. Eso sí, para llegar al bar, donde echamos el cubata y desde donde veíamos a los caballos, había un mar de gente, que tenías que pasar con vaselina. Que barbaridad, yo os juro, que en mi vida he estado en ningún lugar con tantísima gente. Pongo por ejemplo la puesta del pañuelico de Teruel.

Como veis en la foto, es una puta animalada la gente que hay, pues ahí aun así tienes tu espacio y no es agobiante. Lo de para poder pasar entre la gente, ser a base de meter codo y hacer fuerza, yo eso no lo había visto en mi vida. Bueno, cuando acabó la ofrenda, nos fuimos a un pub. Lo pasamos muy bien, pero para mi gusto, volvimos demasiado pronto. 

 

A las 4 de la mañana, vino Ricardo a recogernos con el Dingui. Llego al puteao y estaba durmiendo Cristina. Así que otra vez para la litera con Roberto.


Lunes, 24 de junio de 2019: 


Hoy no sé a qué hora más o menos me habré levantado, pero ¡que calorina! Ese camarote era una chicharrina. Me salí a cubierta porque no se podía estar ahí. Además el barco se estaba moviendo, que nos íbamos a una cala, así que salí de ahí y rápido. Con la resaca que llevaba ya solo me faltaba otra mareadina. Cuando llegamos a la cala Playa des Bot, desayunamos y cogimos el dingui para ir a tierra. Hoy para mi fue un día duro. Eso de retirar a las 4 con un cubata a la mano me mató y estuve todo día sobadísima. En tierra fuimos a ver un estanque de tortugas y luego yo me traje una toalla, y estuve tumbada en la arena hasta que dijeron de volver. Al volver, como siempre y todos los días, fuera la hora que fuera, era la hora del vermut. Vaso de martini con unas papas y olivas y a hacer el lagarto por el barco. Siempre comíamos que pasaban las 4. Cuando terminamos de comer, que serían ya casi las 6, nos fuimos a Cala Pregonda. Esta cala si que me enamoró. Cogimos el dingui para ir a tierra y haciendo un poco de escalada, llegabas a unas piscinas naturales. Me gustó muchísimo. Nos remojamos un poco y volvimos al barco.

 

El barco de la foto, fué nuestra casa durante una semana. Cuando regresamos al barco, nos fuimos a Fornells. En esta ocasión, paramos muy cerca del puerto y pagamos casi 43€, por fondear con boya. Siempre fondeábamos con ancla (fondear es como aparcar el barco), pero esta vez para estar más cerca del puerto, pagábamos el “parking” que era a una boya. Hoy ya no nos quedaba agua para ducharnos. ¿Que hicimos? Como nos dijo el patrón, muy fácil, te metes al mar, sales, te enjabonas, te vuelves a meter, vuelves a salir y nos dejó, 10 segundos de agua dulce, porque no había más, para acabar de quitarnos la sal. Todo muy normal como veréis.



Esta noche, el patrón nos había reservado cena en un restaurante del puerto para probar la típica caldereta de Menorca. La caldereta de llagosta es el plato típico de Menorca. Sobre un fondo de sofrito de cebolla, tomate, ajo y perejil, se añade la llagosta troceada y se cuece a fuego vivo. Se sirve con unas finísimas rebanadas de pan seco. Buff, estaba espectacular, repetí 2 veces. Esta noche nos reímos muchísimo. Tanto, que el patrón que iba a gastos pagados, decidió pagar su cena porque dijo que lo había pasado espectacularmente bien. La cena nos costó 40€ por barba y el restaurante se llamaba s’Ancora.

Después de cenar nos fuimos a un pub. Era tipo chill out. Dentro era pequeño, así que no cabíamos todos, por lo que estábamos a la terraza. Pero hacía algo de fresca, así que hicimos una toma y nos fuimos para el barco. Tom iba arrancado y nos hizo reír muchísimo. Al final se fueron todos a dormir y nos quedamos solos Tom y yo. Cuando entramos a dormir, por fin hoy cada uno durmió donde le tocaba, el patrón, que dormía conmigo, estaba roncando que daba gusto. Tom se puso a moverlo para que dejara de roncar. En eso que el patrón se despertó y empezó a gritar:

  • Puto loco, puto zumbao, ¿qué haces?

Osti que risa, no me podía dormir de la risa que tenía. Pero antes de que Tom llegara a su camarote, ya estaba roncando otro vez. Así que de poco sirvió, pero fue muy gracioso y dormí igual a pesar de los ronquidos. 


Martes, 25 de junio de 2019: 


Hoy mal día para navegar. Previsión de mucho viento. La novia del patrón lo llamó a las 11 de la mañana estando aún acostados y le dijo que como hacía viento, no sabía donde soltar a sus pollitos. Madre mía, me acostaba riendo, me levantaba riendo, y me pasaba el día riendo. Por fin había encontrado mi lugar, después de estar mareada varios días, o de resaca. Finalmente nos fuimos a la cala Arenal Son Saura, que estábamos resguardados del viento. Antes, en el mismo puerto de Fornells, repusimos de agua dulce, para podernos “duchar”. Este día no tocamos tierra en todo el día. Llegamos muy tarde, desayunamos, chapuzón, lagarto, vermut y comida. Estos días, fue el cumple de Cristina el viernes, de Alicia el domingo y de Tom el lunes. Así que esta mañana algunos fueron al súper y compraron una ensaimada gigante y cava. Al terminar de comer, pusimos a toda pastilla la canción del cumplaños de parchís y sacamos la ensaimada y el cava e hicimos un festival, que los de los barcos de al lado estaban cantando también el cumpleaños y felicitando. Ja, ja, ja. Luego nos fuimos al puerto de Addaya a pasar la noche. 

Esta noche fue light, estaban todos muertos de la noche anterior. Cenamos, estuvimos un rato hablando y nos fuimos a dormir. Hoy dormí con Cristina al puteao, porque también pasó mucho calor en el camarote de la litera, así que se fue Ricardo a la litera. 


Miércoles, 26 de junio de 2019: 


Por la mañana nos fuimos rumbo Illa Colom. Una cala espectacular además me lo pasé súper bien. Hicimos paddle surf, fuimos con las tablas a tierra, hicimos el mico por ahí, luego volví con una tabla con Cristina tipo kayak y nos pasamos del barco y Tom gritando, ¡que os habéis pasado! y nosotras reculando con los remos, fue muy chulo.


 Al llegar al barco, eran las 2, sabéis que toca, ¿no?. Vermut y lagarto. Luego comimos y nos fuimos rumbo Mahón. Ricardo nos dió una vuelta por todo el puerto de Mahón que es gigante y luego fondeamos. Nos preparamos para ir a cenar al puerto y el buen samaritano de Ricardo, se está obrando una casa allí y nos dijo que 5 podíamos ir allí a ducharnos. Que bendición más grande. Al final solo fuimos 4. Cristina, Carme, Óscar y yo. Cuando estuvimos todos preparados, los del barco y los de tierra, nos fuimos a cenar.

La cena la contrató también Ricardo para probar cosas típicas sin que nos sablaran mucho. Si no recuerdo mal, el restaurante se llamaba Vell Parrander. Nos hicimos unas tapas de primero, y luego un pescado típico de allí. El caproig.  

 

Después de cenar nos fuimos al barco a echar cubalibres. Esta noche por ejemplo, todos “tombaron” de beber y se fueron a dormir. Tom y yo, como no, nos quedamos allí bebiendo y Rafa se fue al puteao a dormir con Cristina. A Tom y a mi se nos hizo de día. Vimos amanecer y la verdad es que fue chulísimo. 

 

Pasadas las 7, nos fuimos a dormir que ya tocaba, yo dormí en el camarote de Tom y Rafa, ya que Rafa me usurpó el puteao. 


Jueves, 27 de junio de 2019:


Hoy Tom y yo nos hemos levantado a la 1. Nos hemos perdido una cala. Punta Prima. Cuando despertamos ya estábamos en Platja Binigaus. Desayunamos y nos fuimos a dar un chapuzón con el resto del grupo. Luego lo de todos los días, lagarto, vermut y comida. Luego fuimos a Cala Galdana, que era chulísima, pero solo paramos a comprar agua para beber, porque se nos había acabado. Bajaron Rafa y Ricardo a comprar mientras los demás contemplábamos las vistas y luego para despedida de Menorca nos fuimos a cala Son Saura. Aquí nos dimos el último baño yendo a nadar hasta tierra. Dimos un paseo por la arena y volvimos, nos duchamos a manguerazos… Antes de que se hiciera de noche ya partimos rumbo Bercelona, serían poco más de las 9. Por el camino, cenamos, hicimos un poco la charra y nos fuimos a dormir. Yo me fui de las últimas. Emilio, tanto al ir como al volver, se quedó toda la noche en vela porque le encantaba ver la noche desde el barco, el atardecer, el amanecer, el sol, la luna, las estrellas… La verdad es que era un espectáculo. Eso sí, entre el relente y las salpicaduras del agua pobre, de madrugada estaba “amerado”. Pues cuando bajé al camarote, había visto a Rafa que se había vuelto a acostar en el puteao, así que directamente yo me fui a dormir a su camarote. No se veía una mierda y nos había gripado el cargador de móvil, así que estábamos todos sin móvil y no tenía linterna. Total que me siento en el colchón y veo una mano. Ostia que susto me dió, se había cambiado de sitio Rafa y como no había luz no me había dado cuenta. Total, cojo el saco y pal puteao petada de la risa. Dormí como un tronco, esta vez no había viento y el barco iba a motor, bastante estable, se notaba que era la recta final ya y dormimos todos súper bien. 


Viernes, 28 de junio de 2019: 


Hoy cada uno se levantó a la hora que quiso, cogió lo que quiso de lo que quedaba para almorzar e íbamos subiendo a cubierta. Yo no sé qué hora sería cuando me levanté, desayuné un sandwich de nocilla, un choleck y unas papas y me fuí a proa con Carme que se estaba de cojones. Estuvimos muuucho rato, hasta que una mala ola nos embistió y nos mojamos de arriba a abajo. Entonces decidimos irnos a popa con el resto hasta llegar a Barcelona. Llegamos a las 2, repostamos gasoil, comimos lo que quedaba para no tirarlo y casi a las 5, a Cristina la vinieron a recoger y Tom y yo nos despedimos del grupo y cogimos un taxi hasta la estación Sants. Nos costó unos 15€. Él salía con autobús a las 10 de la noche. Yo al llegar me compré un billete de tren. Llegamos a la estación a las 5 i poco. Había un tren a las 5.30 y otro a las 6. Se llevaban 15€ de precio, así que cogí el de las 6. Me costó 42€. Total, que el de las 5.30 salió a las 6 y el de las 6 salió a las 6.30. En fin. El día de antes cuando nos quedamos sin cargador, yo tenía un 30% de batería, así que apagué el móvil para poder avisar a mi padre a que hora llegaba el tren a Castellón para que viniera a buscarme. Lo llamé una vez ya al tren y a las 9 estaba en Castellón esperándome. A las 10 llegué al pueblo, aún tenía ensayo de Dolces Cançons que fui directa sin pasar por casa, porque teníamos concierto el domingo. Fue curiosísimo porque ensayábamos ya en la casa de cultura con todo montado y yo estaba cantando de pie. Pues mi sensación era de estar aún en el barco. Como que iba aun de lao a lao y no paraba de moverme. Cada vez que me ponía de pie me pasó durante un par de días. Luego ya se me pasó el efecto. Por fin a las 11.40h llegué a casa, cené y me fui a dormir que estaba ya hecha caldo. 


La valoración que yo haría de este viaje es que tenía una expectativa principal diferente, por eso yo creo que los primero días lo pasé tan mal y me costaba tanto “sobrevivir”. El gasto total rondó sobre unos 1000€ por persona. Con los compañeros lo pasamos bien y nos reímos mucho. Y poco más, espero que os haya gustado y hasta la próxima. 


Por otra parte, mis recomendaciones personales para la gente que viaja por primera vez en velero son las siguientes:

  • Higiene 0. Hay muy poca agua, por la mañana ni nos lavábamos la cara. Nos poníamos crema solar y al agua patos. Por lo que de higiene personal solo hace falta coger champú y gel, si puede ser ecológico ya que va directamente al mar (yo me lo compré en lush y Alicia también llevaba de allí) y cepillo y pasta de dientes. Todo lo demás que se te pueda ocurrir llevar, lo llevarás en vano. Otra cosa que también llevé, fue acondicionador en spray. Y tiene que ser en spray, porque el otro no vas tener oportunidad de aclararlo.  

  • Crema solar necesaria, estás todo el santo día expuesto al sol

  • Bañador y bikini, la gana. Yo me llevé uno para cada día y fue lo mejor que hice.

  • De ropa, yo me cogí pantalón corto y camiseta de manga corta, muy importante, técnico. Yo llevaba 2 conjuntos y cuando el barco se movía, que te salpicaba agua era lo mejor. De hecho, el patrón llevaba también ropa técnica y dijo que era lo mejor porque secaba muy rápido. Luego para estar de noche en el barco yo llevaba mallas y sudadera. Por lo menos cuando yo fuí por la noche refrescaba y de estar a la humedad, poca calor. También nos recomendaron llevar un chubasquero, pero fue más para la ida y la vuelta, yo solo lo usé a la ida. Y para salir, las chicas iban con vestido, yo llevaba vestidos pero no me los puse, ya que para subir y bajar del dingui, te tienes que espatarrar máximamente y se te ve todo. Yo fui con pantalón todas las noches y camiseta. Y sudadera o chaqueta vaquera siempre, como os digo, por la noche no hacía nada de calor.